viernes, 5 de febrero de 2021

Enemigos: Capítulo 1

Si no era ése el peor día de su vida, le faltaba muy poco. El lunes por la mañana temprano, Pedro Alfonso salió de la carretera principal para tomar el camino sin asfaltar. De inmediato la deficiente suspensión del viejo vehículo lo hizo ir dando botes en su asiento. Levantó el pie del acelerador y sorteó los baches. Cuando vió el panel publicitario en el que ponía Paradise Estates con letras llamativas dió un suspiro de satisfacción. En una esquina, en letra más pequeña, se podía leer: "Por Alfonso Construction". No podía evitar sentir orgullo. Apenas hacía dos años que había puesto en marcha la empresa, y actualmente se encontraba construyendo la primera fase de la urbanización más moderna de Haven, en Arizona. Treinta y cinco viviendas individuales. Hasta el último céntimo del dinero que tenía o que pudo tomar prestado estaba destinado a ese proyecto. Y si la buena suerte continuaba, Alfonso Construction seguiría adelante. Su vida sería casi perfecta tan sólo con no tener que trabajar para Miguel Chaves. No había ningún habitante de Haven que no hubiera oído hablar de la rencilla existente entre la familia Chaves y los Alfonso.


Desde el principio, Chaves había hecho todo lo que había podido para alejar a Pedro del proyecto, sobre todo después de que la obra sufriera por dos veces actos de robo o vandalismo. La primera vez no tuvieron pérdidas muy importantes, pero en el segundo incidente habían robado parte del material. Pedro contrató más seguridad, pero Chaves no estaba satisfecho. Éste había convencido a los promotores para contratar un gerente para el proyecto, que pudiera ocuparse de que los plazos se cumplieran y vigilarlo. Pedro pasó conduciendo por delante de la primera fila de las estructuras de dos pisos levantadas. Más abajo había madera y otros materiales de construcción apilados tras una alambrada. Continuó hasta la caseta oficina, donde se encontró a sus obreros inactivos, afuera. Miró su reloj. Eran más de las siete de la mañana. ¿Qué estaba pasando? Sus obreros sabían el trabajo que tenían que hacer. El viernes anterior había dado al jefe de obra la lista de cosas para hacer. Estacionó su vehículo, se bajó y se dirigió directamente al encargado de los montadores de estructuras, Francisco Hendon.


–Francisco, ¿Por qué no están todos trabajando?


El encargado movió la cabeza de un lado a otro.


–No es cosa mía, Pedro. El gerente del proyecto dijo que esperáramos hasta que tú vinieras.


A Pedro le dió un vuelco el estómago, y tuvo que esforzarse para mantener la calma. A Chaves le encantaría verlo enrabietado por eso.


–¿Dónde está el gerente del proyecto?


Francisco señaló la caseta.


–Dentro. Y ya te digo que no te va a gustar lo que vas a encontrar. 

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