miércoles, 24 de febrero de 2021

Enemigos: Capitulo 41

 –No saquemos el tema delante de él ahora. Le está costando recuperarse.


–Mujer, yo sólo quiero estar contigo –la besó a conciencia antes de dejarla– . Caray, eres demasiado tentadora –declaró, y la dejó levantarse–. Vamos a entretenernos un poco –la ayudó a levantarse y luego se levantó él–. Tengo algo que quiero que veas –a llevó hasta la encimera de la cocina–. No quiero que pienses que sólo me interesas por tener un cuerpo sexy y ser guapa. También me encanta que tengas cabeza –abrió una carpeta–. ¿Te importaría mirar este proyecto?


–Qué dulce eres hablando, Pedro Alfonso. De verdad que sabes meterte a una chica en el bolsillo.


–Lo intento hacer lo mejor que puedo.


A la mañana siguiente, Pedro estacionó al lado del coche de Paula. Incluso sin haber dormido bien por haber estado pensando en ella, su corazón se aceleraba con la expectación de volver a verla. Saltó los escalones para subir, abrió la puerta de la caseta y se metió rápidamente. Antes de que pudiera decir nada a la hermosa mujer que había detrás de la mesa, vio a dos trabajadores, Felipe y Tomás, que estaban allí de pie.


–Hola, Pedro –dijo Felipe–. ¿Vas a trabajar con nosotros hoy?


Pedro dejó de mirar a Paula y se dirigió a los dos hombres.


–Alguien tiene que controlaros, chicos –dijo con una sonrisa.


Paula entregó a los dos carpinteros el cheque del sueldo, y tras un movimiento de cabeza en señal de agradecimiento volvieron al trabajo. Tan pronto como se cerró la puerta, Pedro fue hacia ella. Sin mediar palabra, la abrazó y la besó profundamente.


–Buenos días.


–Buenos días –contestó ella, hizo un movimiento para salir de los brazos de él, y miró nerviosa a la puerta.


–¿Temes que nos vea alguien?


Paula asintió con la cabeza.


–Me gustaría que nuestra vida privada siga siendo privada.


–En ese caso, ¿Quizá pueda ir a tu casa más tarde?


–Quizá –ella sonrió, abrió un cajón de la mesa y sacó la carpeta que él le había dado la noche anterior–. ¿Tienes unos minutos para hablar de esta propuesta antes de que te vayas con los obreros?


–¿Ya te has metido con ello?


–No he podido dormir esta noche.


El pulso de él se aceleró.


–¿Tú tampoco? Tienes suerte de que no fuera a llamar a tu puerta –se sentó en una silla–. ¿Qué te parece el proyecto de Las Vegas?


–Es el doble de grande que el de Paradise. ¿Puedes sacar adelante ese volumen de trabajo?


–He estado pensando en ampliar la empresa. Sé que podría tener la misma plantilla. La mayoría de mis obreros no tendrían problema en trabajar de cuatro a seis meses en Las Vegas.


–Me parece bien. Éste es un buen proyecto para concursar –dijo Paula–. Los plazos y las fechas de finalización son razonables. 

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