lunes, 22 de febrero de 2021

Enemigos: Capítulo 40

Él le apoyó la cabeza contra su hombro.


–No hace falta que digas nada. Te quiero tanto que estoy a punto de explotar. Pero tú no estás preparada para esto, Paula. Y me importas demasiado para aprovecharme de tí.


–Te quiero –dijo ella, intentando mitigar la confusión que tenía encima.


–Y yo te quiero a tí. Pero las cosas están yendo muy deprisa. Creo que tenemos que ir más despacio. Ni siquiera hemos quedado para salir.


Pedro la besó en la cabeza. Ella sabía que él tenía razón, pero eso no la aliviaba.


–Se nota que has cambiado desde que íbamos al instituto. Eras un pulpo, siempre intentando meter las manos por debajo del sujetador.


Pedro echó una risita.


–Todo lo que quería era hacer una primera incursión, pero siempre me desbaratabas los mejores movimientos.


De pronto, Paula sintió la necesidad de sacar a la luz su gran duda. 


–Siempre pensé que… Ésa fue la razón por la que rompiste conmigo.


Cuando lo escuchó maldecir, intentó levantarse de sus rodillas, pero él la sujetó con fuerza.


–Paula, eso está en el último lugar de las razones por las que rompí contigo. Estaba hecho un lío tremendo cuando mi padre murió. Pero tú me importabas. Es que mi familia lo perdió todo, la casa, el dinero…


–Fui consciente de ello. Quise estar a tu lado, pero tú no dejabas de jugar con todas esas otras chicas.


Eso era ridículo. Aquellos tiempos ya habían pasado hacía mucho. Pedro dió un largo resoplido.


–No puedo negar que he estado con algunas mujeres, pero son muchas menos de las que se dice.


Paula estaba acurrucada encima de él, la cabeza descansaba sobre su hombro. Quería creerle.


–Tengo que irme.


–Primero escucha lo que te voy a decir –le puso las manos a ambos lados de la cara–. No te equivoques, Paula. Te quería entonces y te quiero ahora. Pero si te llevara ahora a la cama y te hiciera el amor esta noche, seguramente te arrepentirías mañana por la mañana –él movía la cabeza de un lado a otro–. No podría soportarlo. Quiero algo más que una noche contigo –respiró hondo–. Ahora tienes muchas cosas encima. Los dos las tenemos. Me queda camino por recorrer hasta que mi empresa sea solvente –levantó las cejas–. Y dicho eso, te diré que no puedo evitar desearte. Quiero que vuelvas a mi vida, Paula –se pasó la mano por el pelo en señal de frustración–. Sé que no tenemos mucho tiempo para estar juntos fuera de la obra, pero deberíamos ser capaces de quedar de vez en cuando. ¿Qué te parece lo de salir conmigo?


–A mí también me gustaría –dijo un poco aturdida–.¿Y qué pasa con mi padre? 


–Ya sé que guarda rencor a mi familia, pero, Paula, se trata de tu vida.


Paula era consciente de ello, pero su padre había estado tan enfermo…


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