lunes, 10 de enero de 2022

Seducción: Capítulo 67

A la mañana siguiente, cuando Paula terminó de darle el biberón a Joaquín, sonó el teléfono de su habitación. Era Agustina.


—¿Tuviste un buen día de San Valentín? —le preguntó su amiga esperanzada.


—Fue maravilloso —respondió Paula con una sonrisa.


—Bien. Cómo me alegro —dijo Agustina satisfecha de sí misma—. Y cuéntame, ¿Dónde te llevó Gustavo anoche?


La pregunta le hizo darse cuenta de que hacía tiempo que no hablaba con su amiga y de que Agustina no tenía ni idea de todo lo que había ocurrido en los últimos días.


—No salí con Gustavo.


—¿Qué? Pero si acabo de hablar con él y me ha dicho…


—Si te ha dicho que salió con alguien el día de San Valentín, debió de ser P.J.


—¿P.J.? —la voz de Agustina iba subiendo de tono al igual que su incredulidad—. ¿Quién es?


Incluso sonaba un poco dolida, y Paula trató de tranquilizarla.


—Agus, claro que sabes quién es P.J. La otra mujer de la cita a ciegas.


—Oh. Ah. Y entonces supongo que tú saliste con el otro.


—Sí. Pedro Alfonso.


Agustina se echó a reír. 


—Vale, lo oigo perfectamente. Por como has dicho su nombre, estás enamorada de él, ¿Verdad?


Era evidente que Agustina nunca tiraba la toalla.


—¡No!


Agustina continuó insistiendo durante otros veinte minutos, pero Paula se negó a reconocerlo, ni siquiera a su mejor amiga, a pesar de lo mucho que temía que fuera verdad. Y si era verdad, ¿Qué iba a hacer? Lo cierto era que no podía hacer nada. La noche anterior Pedro le había dicho a P.J. que no se casaría con ella, pero a la luz del día no podía tomarlo en serio. Lo conocía lo suficiente para saber que haría cualquier cosa que estuviera en sus manos por su madre. Y ésa era precisamente una de las cosas que le encantaba de él. Bañó a Joaquín y después le puso un precioso trajecito de bebé, pero en ningún momento pudo dejar de pensar en la situación en la que estaba. Tenía que enfrentarse a los hechos. Tenía que ser realista. Pedro le tenía mucho afecto, sí, y disfrutaba de su compañía, sí, y desde luego también la quería en su cama, eso lo había dejado muy claro. Pero en ningún momento había dicho nada referente a casarse con ella, ¿No? Ni siquiera lo había pensado, algo que sí había hecho con la idea de casarse con P.J. Era evidente que Pedro no estaba interesado en el matrimonio en sí. Desde el principio le dejó claro que no era de los que se casaban, y ella le había dicho lo mismo. Lástima que ella al menos hubiera cambiado de opinión. Él evidentemente no lo había hecho. Y no, ella no se veía como su querida, viajando a Venecia con la familia, estando con Pedro mientras a él le siguiera interesando, y después continuando en el papel de niñera una vez que él pasara a otra acompañante. Puaj. La sola idea le daba vómitos. Ella no podía llevar una vida así. Por muy doloroso que fuera, iba a tener que retirarse del campo de juego. No había otra manera. Pero ¿Cómo podía dejarlo ahora que sabía que lo amaba? ¿Y cómo podía dejar a Joaquín, a quien amaba casi tanto como amó a Candela? Bueno, el tiempo le había ayudado a superar la pérdida de su hija, y ahora tendría que encontrar la manera de superar la pérdida de Joaquín, aunque con un corazón destrozado que quizá nunca se recuperara. 

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