viernes, 7 de enero de 2022

Seducción: Capítulo 65

La cabeza de P.J. se fue hacia atrás, como si le hubieran asestado una bofetada, pero su mirada no se apagó. Pedro sacudió la cabeza, furioso con ella.


—Sabes perfectamente que no estamos enamorados, e incluso más, que ni siquiera nos entendemos. Juntos los dos seríamos desgraciados. Pensándolo mejor, he decidido que sería una decisión muy equivocada. Así que olvídala. Lo siento.


En cierto modo Paula sintió lástima de la mujer que había dejado sus intenciones claras desde el principio. Era una lástima que no se hubiera dado cuenta de que sus planes no podían hacerse realidad. Observando la expresión de P.J., se dió cuenta de que en su rostro había rabia y frustración, pero no dolor ni tristeza. Era un fracaso que le había afectado en su ánimo, pero no en su corazón, y eso la  alivió. Gustavo apareció como de la nada y se apresuró a llevarse a P.J. de la sala, aunque ella continuaba lanzando improperios contra Pedro. El día de San Valentín acababa de terminar. Y justo en ese momento, Joaquín despertó. 


Una hora más tarde, Joaquín estaba dormido en su cuna y Paula continuaba tratando de entender lo que había ocurrido. Pedro había rechazado el plan de casarse con P.J. ¿Lo decía en serio? ¿Y qué pasaría con la posibilidad de recuperar el rancho de su madre? Pedro estaba taciturno e inquieto, sentado en el sofá sin ver la televisión encendida al fondo. Paula sabía que estaba reflexionando sobre las ramificaciones de lo que acababa de hacer. Se sentó en el sofá junto a él y le tomó la mano.


—Pedro, tú siempre dices que viniste a Dallas con dos objetivos. El primero era encontrar al hijo de tu hermano y comprobar si era de Leonardo. Eso ya lo has hecho. Has salvado la vida de Joaquín ahora tienes un niño precioso que mantendrá el recuerdo de Leonardo y será parte de tu familia para siempre. Le vas a llevar a tu madre un regalo de amor que no se puede igualar. Joaquín les recordará siempre lo maravilloso que era tu hermano.


Pedro inclinó la cabeza, aceptando como ciertas las palabras de Paula, y le apretó la mano.


—Tú has tenido una parte importante —mencionó él, pero ella le restó importancia. 


—Tu segundo objetivo era devolver a tu madre el rancho familiar, porque su pérdida le ha obsesionado durante años y creías que le haría feliz volver a tenerlo en sus manos y que le ayudaría a superar la irreparable pérdida de Leonardo. Eso todavía no lo has conseguido.


—Cierto.


Ahora llegaba la parte más difícil.


—Sabes que podrías conseguirlo casándote con P.J.


Él asintió con la cabeza.


—Pero eso no va a ocurrir.


Paula frunció el ceño.


—Entonces, ¿Cómo vas a conseguir hacerte con el rancho?


Él se encogió de hombros con una mueca.


—Encontraré otra manera. 


Paula sintió un estremecimiento. ¿Y si la desesperación le llevaba a hacer algo ilegal, o incluso delictivo? No podía permitir que eso ocurriera. Pero ¿Qué podía hacer? A fin de cuentas, no era asunto suyo. ¿Por qué le preocupaba tanto? 

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