miércoles, 1 de diciembre de 2021

Tuyo Es Mi Corazón: Capítulo 73

Paula estaba recogiendo sus cosas cuando oyó que alguien entraba en su despacho. Caruso había vuelto para atacar por segunda vez, pensó, mientras se volvía.


–Ya estoy recogiendo mis… –y se interrumpió.


Era Pedro Alfonso. Y parecía muy serio. Se acercó al escritorio y le tomó las manos con fuerza.


–Paula, eres una mujer complicada, loca y engañosa. Y no creo que continúes pensando que estás enamorada de otro hombre. De hecho, sé que no. Y lo que pasa entre nosotros es suficientemente bueno como para que no podamos dejarlo marchar por culpa de una fantasía cualquiera. ¿Te casarás conmigo? 


Era un argumento bien razonado. Llevaba días puliéndolo. Desgraciadamente, lo parecía. Por fluido y convincente que fuera, no estaba poniendo su corazón en él. Pero el dramatismo de la situación era insuperable. Todos los que había en la habitación contuvieron la respiración. Paula se sentía como si estuviera en un sueño. Un sueño cruel en el que el amor de su vida estaba ofreciéndole su corazón justo antes de que alguien la despertara para decirle que todo era una ilusión.


–No digas tonterías –le espetó bruscamente.


–No son tonterías. Esto es lo más importante que he dicho en toda mi vida.


Paula intentó apartar las manos, pero Pedro se lo impidió.


–Ya basta –siseó ella.


–Cásate conmigo –insistió Pedro, imperturbable.


Por un momento, Paula casi lo odió.


–Mira, enamorarme de tí ya fue suficientemente malo. ¿Cuánto más necesito sufrir? He hecho el ridículo, he cometido toda clase de estupideces. Me he enamorado de hombres que quieren a mujeres como mi hermana.


Pedro estaba tan sorprendido que dejó caer las manos.


–Gracias –le dijo Paula, y comenzó a apartarse.


–Paula, esta es la tercera vez que te apartas de mí. Si me das la espalda, no volveré a buscarte. Si me quieres, tendrás que ser tú la que vengas por mí.


Aquello ya era demasiado. Paula no se sentía capaz de soportarlo.


–Vete –le ordenó.


Y salió corriendo.


–Estás loca –le comentaba Nadia en el tocador–. Es guapísimo y te quiere tanto que ha sido capaz de hacer el ridículo delante de media docena de periodistas. ¿Qué más quieres?


–Quiero que me ame.


–¿Y qué demonios te hace pensar que no te ama? Dios mío, si ha dejado todo para venir aquí en cuanto lo he llamado.


–¿Lo has llamado?


–Por supuesto que lo he llamado.


–Pero…


–Alguien tenía que asegurarse de que no echaras a perder lo mejor que te ha pasado en tu vida –dijo Nadia brutalmente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario