miércoles, 22 de diciembre de 2021

Seducción: Capítulo 41

Con Paula era muy distinto. Quizá porque se entendían mejor. O quizá porque ella le caía mejor. Qué más daba. Lo importante era que con ella sentía una tranquilidad interior que le ayudaba a afrontar una situación tan complicada como aquélla.


—No consideres esto como algo que hago por tí —dijo ella con coquetería—. Lo hago por Joaquín.


Pedro sólo la creyó a medias. Sabía que entre los dos existía un algo especial, y que ya no podía negarlo, por mucho que deseara hacerlo. Como para recordárselo, sonrió y depositó un rápido beso en sus labios. Ella dió un paso atrás, abriendo mucho los ojos.


—No, Pedro —dijo rápidamente—. No me he quedado por esto. De verdad, créeme.


—Lo sé, y lo siento —dijo él, aunque no sonaba muy convincente.


Paula le dió la espalda y empezó a recoger juguetes y ropa. Él la observó durante un momento, y después pregunto:


—Dime, Paula, ¿Dónde has aprendido tanto sobre niños?


Para su sorpresa, ella pareció quedarse paralizada durante un momento. Después, lentamente se volvió hacia él y lo miró a los ojos.


—Tuve uno —dijo en voz baja.


Eso le sorprendió aún más.


—¿Tienes un hijo?


Paula negó con la cabeza.


—Era una niña. Murió.


A Pedro se le hizo un nudo en la garganta. Nunca había sentido algo así, y el dolor se apoderó de él.


—Oh, Paula —dijo yendo hacia ella.


Ella se puso rígida como un palo, deteniéndolo.


—Estaba casada —añadió rápidamente.


Él vaciló, haciendo un esfuerzo para controlar el impulso de abrazarla y controlarla.


—No lo sabía.


—Mi marido y mi hija murieron en un accidente de tráfico hace dos años.


—Paula, lo siento muchísimo.


Paula sacudió la cabeza, sin mirarlo a los ojos.


—Ahora ya lo sabes. Y prefiero no hablar de ello.


—Por supuesto, como quieras.


Pedro la observó mientras ella continuaba recogiendo las cosas. Sabía que estuvo casada y conocer la tragedia de su pasado respondía a muchos interrogantes. Desde el principio se dio cuenta de que había algo que le afectaba. Ahora creía saber lo que era. Haber perdido a un hijo y a un marido siendo tan joven tenía que ser horrible. Deseó abrazarla y ayudarle a olvidar, pero sabía que ella le rechazaría. Tendría que esperar. Quizá cuando ella lo conociera mejor sería capaz de confiar en él. Y eso era algo que él deseaba intensamente. De hecho, quería hacer algo por ella, lo que fuera, aunque no estaba seguro de por qué.


Javier llegó poco después y se sorprendió al encontrar allí a Paula, pero la saludó con amabilidad y se retiró a su habitación. Entonces Paula se dió cuenta de que era el momento de decidir dónde iba a dormir. No quería hacerlo en la habitación que había utilizado la señora Turner. Las maletas de la niñera seguían allí, y su ropa colgaba en el armario y en el vestidor. Por eso Pedro llamó a recepción para que le pusieran una cama supletoria en la habitación del niño. Paula quería que Joaquín tuviera la sensación de que siempre había alguien cerca. De que no estaba solo. De que no le dejarían llorar desconsoladamente durante largos ratos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario