miércoles, 8 de diciembre de 2021

Seducción: Capítulo 14

Paula sostuvo al bebé en brazos y lo meció hasta que dejó de llorar por completo. Los ojitos castaños se cerraron y las pestañas, largas y negras, aletearon sobre las mejillas sonrosadas un momento, hasta que el niño quedó totalmente inmóvil. Le besó la cabeza y canturreó una nana. No le costaba ningún esfuerzo. Era lo que había hecho con su hija, aunque no quería pensar en ello. Bloquear el pasado era parte de aceptar el presente, pero era consciente de que no podía continuar viviendo así. Llevaba demasiado tiempo tratando de evitar todo tipo de contacto con bebés, con la esperanza de evitar el dolor de los recuerdos. Ahora que se había visto metida en aquella situación y obligada a enfrentarse a ella, se dió cuenta de que estaba flotando en un mar de sensaciones que le hacían olvidar todo cuanto la rodeaba. Cuando los dos hombres volvieron de nuevo al salón, ni siquiera levantó la cabeza.  Después oyó una voz de mujer, y sorprendida alzo la mirada, aunque apenas prestó atención a la mujer mayor cuando salió del departamento. Javier cerró la puerta tras ella. Vagamente, Paula pensó que debía de ser la niñera, y que Javier debía llevarla a su casa, pero no parecía tener nada que ver con el íntimo placer y la profunda satisfacción que le producía sostener en sus brazos a aquel maravilloso bebé. Pedro la observó durante un momento, sorprendido ante lo rápido que se había adaptado a la situación.


—¿Qué te parece? —preguntó él.


—Es una monada —murmuró ella, apretándolo contra su pecho y meciéndolo suavemente—. No quiero ni devolverlo a la cuna.


Pedro asintió.


—A mí también me parece que está bien —dijo él—. Siempre y cuando no llore.


Paula dirigió una mirada sorprendida al hombre que estaba junto a ella y recordó lo mucho que a su ex marido le molestaba oír llorar a Candela. Sin embargo, procuró calmarse. Después de todo, sus palabras eran bastante generales.


—¿Quién es? —preguntó ella acariciándole la cabeza.


Pedro titubeó un momento, pero decidió contarle la verdad.


—Es el hijo de mi hermano —dijo—. Al menos eso creemos. Lo sabremos con certeza cuando tengamos los resultados de los análisis de ADN.


Paula lo miró extrañada.


—¿Es el hijo de tu hermano y nunca lo habías visto? —preguntó ella con el ceño fruncido, sin comprender.


Pedro se encogió de hombros.


—Yo he estado en Italia —dijo él, como si eso lo explicara todo.


—¿Dónde está tu hermano? ¿O la madre del niño?


—Buena pregunta —dijo, prefiriendo ignorar la referencia a su hermano—. No lo sabemos. Por lo visto ha desaparecido. La niñera dice que debería haber vuelto hace días.


Paula asintió con la cabeza. 

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