lunes, 5 de julio de 2021

El Sabor Del Amor: Capítulo 63

Pedro rió quedamente y trató de levantarse de la silla, pero Paula le sujetó con fuerza.


–Vamos, dímelo. Dime lo que te pasa. Quiero saberlo.


Pedro, vacilante, clavó la mirada en el suelo de tarima durante más tiempo del debido, y ella se angustió. Justo cuando creía que había establecido un lazo de unión con el verdadero Pedro él parecía alejarse de ella.


–Olvídalo, no he dicho nada. Perdona, no es asunto mío.


–No, no, no hagas eso, no te eches la culpa. La razón por la que no quiero hablar es porque hace tanto tiempo que no… – Pedro soltó despacio el aire que había contenido en los pulmones–. En fin, hacía mucho tiempo que no permitía que nadie se acercara a mí lo suficiente para penetrar esa fachada de cara al exterior. Y me cuesta hacerme a la idea.


–Lo sé, a mí me pasa lo mismo.


Paula decidió guardar entonces silencio, aún con la mano de Pedro en la suya, sonriente. A la espera. Y él la comprendió.


–¿Qué es lo que quieres, Paula? ¿Qué es lo que te produce placer?


–¿Justo en este momento? –Paula se bajó por la cama bajo el suave edredón–. En este momento me gustaría volver a sentir tu cuerpo contra el mío.


Pedro lanzó un gruñido a modo de respuesta.


–Vas a tener que esperar, preciosa –entonces, Pedro se tornó serio–. Hablo en serio, tengo curiosidad por saberlo. Dime, ¿Qué quieres de la vida?


Paula parpadeó y volvió a incorporarse y a apoyarse en el cabecero de la cama.


–¿En serio quieres hablar de eso ahora? Bueno, está bien – cubrió un bostezo con la mano y tragó saliva–. En fin, podría mentirte y decirte que después de esta noche me gustarían algunas noches más así, más fines de semana de placer y ya está. Pero mentiría y tú te darías cuenta enseguida.


Pedro asintió.


–En ese caso, dime la verdad. ¿Cómo quieres que sea tu vida? ¿Qué es lo que deseas que aún no tienes?


Paula se lo quedó mirando unos instantes.


–Lo que quiero es un hombre normal que me quiera y que sea la última persona a la que veo por las noches y la primera al despertar por las mañanas. Un hombre que quiera ser padre y que me dé hijos y dispuesto a hacerme la corte con una tarta de compromiso si fuera necesario. Lo siento, sé que parece aburrido y vulgar y corriente, pero eso es lo que realmente quiero.


Pedro asintió un par de veces y exhaló sonoramente.


–Gracias por decírmelo, no estoy acostumbrado a que me hablen con tanta sinceridad. Y, para que lo sepas, tú jamás podrías ser aburrida, por mucho que lo intentaras. Ese hombre será un hombre muy afortunado. Y… otra cosa, ¿Qué es una tarta de compromiso?


Paula se echó a reír.


–Es una tradición del norte de Inglaterra, de Lancashire. Antiguamente, una chica tenía que demostrar sus habilidades culinarias preparando una tarta para el hombre elegido; ahora, es el chico el que se lo prepara a la chica como prueba de amor.


Paula alargó un brazo y acarició la mejilla de Pedro, apartándole un mechón de pelo del rostro.


–¿Y tú, Pedro? ¿Qué vas a hacer la semana que viene, el mes que viene, el año que viene…? ¿Qué quieres de la vida? Ya sé que has conseguido muchas cosas, así que…


Pedro respiró hondo, subió los brazos y se colocó las manos en la nuca, totalmente relajado en apariencia, pero ella le notó tenso.


–Tengo que volver a trabajar en la cocina. Los últimos años, entre la televisión y mi madre, han sido una locura. Estar aquí en Londres con Sebastián ha hecho que me dé cuenta de lo mucho que echo de menos cocinar.


Entonces, rió quedamente y, sonriendo, le guiñó un ojo.


–Y preparar tartas –añadió él–. La verdad es que he disfrutado mucho preparando la tarta de Beatríz. Sí, quiero volver a la cocina.


Paula ladeó la cabeza y le sonrió.


–No has contestado a mi pregunta, ¿Verdad?


–Tienes razón. La cosa es muy sencilla, lo que quiero es dejar de sentirme culpable. Quiero que mi madre esté contenta y bien. Pero, sobre todo, quiero recuperar mi vida para así poder pensar en el amor, aunque eso me convierta en el peor y más desagradecido hijo del mundo. Pero puede que tú no puedas comprenderlo, tú no has tenido que enfrentarte a cierto tipo de problemas con tus padres.

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