-Bueno, ve al grano entonces -espetó Paula-, pero no esperes ninguna aportación por mi parte, porque no la daré.
-¿Para cuándo está programada la boda?
-¿Perdona?
-La boda. ¿Se ha establecido alguna fecha?
-No.
-¿No? Me sorprendes. ¿Qué sentido tiene un compromiso si no vas a ir al altar lo antes posible?
-Abre un agujero en tu teoría, ¿Verdad? -replicó con desdén-. Pensabas que ya me había comprado una calculadora para sumar todos los millones que iba a tener a mi disposición. Lamento decepcionarte, pero no hay una fecha y ni siquiera hemos hablado de una boda.
-¿Por qué? -se volvió para poder observar su expresión.
Sorprendentemente, tenía un rostro muy gráfico y él se consideraba un observador penetrante. Invariablemente, la gente revelaba las emociones verdaderas y casi siempre él era capaz de detectarlas. Aparte de poseer una inmensa experiencia con mujeres.
-¿Qué quieres decir con eso? No todas las mujeres consideran que su objetivo vital es ponerse una alianza en el dedo en el menor tiempo posible.
-No, pero sí la mayoría, y todas lo harían si obtuvieran una enorme recompensa financiera esperándolas a la vuelta de la esquina.
-¿De verdad? Entonces, ¿Cómo es que tú nunca te has casado? Me sorprende que alguna mujer inteligente no haya tratado de lanzarse sobre la asombrosa riqueza de los Alfonso.
-Oh, casi todas lo intentan -comentó con sequedad-. No hace falta decir que no llegan a ninguna parte.
-Pobre Pedro-se mofó-. Destinado a estar solo por el convencimiento de que el único motivo por el que una mujer podría salir con un hombre rico es por su dinero.
-Esto no es sobre mí -indicó con frialdad. Se sentó para que quedaran cara a cara-. Y no tiene sentido tratar de desviar la conversación en la dirección opuesta. Aquí sólo estamos tú y yo, así que vayamos al grano. Jamás dejaré que te cases con Federico.
Paula se quedó boquiabierta por la conmoción.
-Puede que no hayan establecido ninguna fecha, pero sospecho que eso, simplemente, se debe a que no quieres que se considere que estás ansiosa por alcanzar tu objetivo. Puede que Fede sea ingenuo de acuerdo con los patrones de otras personas, pero, desde luego, yo no lo considero un idiota e imagino que tú tampoco. Las alarmas se activarán si pasas del compromiso a planear la boda en un breve espacio de tiempo.
Paula había logrado cerrar la boca, pero tenía los ojos muy abiertos por la incredulidad a medida que su cerebro embotado asimilaba lo que él decía. Descartado había quedado todo fingimiento de cortesía. Ahí estaba el puño de hierro dentro del guante de terciopelo. No había ni el más leve atisbo de incomodidad en los ojos negros clavados en su cara.
-No puedes decirme con quién puedo o no puedo casarme -fue lo único que encontró para responder.
-Puedo cuando afecta a mi familia. Más allá de eso, en realidad poco me importa con quién te cases o qué hagas con tu vida -vió que le temblaban los labios y se pertrechó contra sentirse un cerdo por haber manifestado su observación de esa manera. «No es más que una representación», se dijo, «y el modo más apropiado de encararla es no prestándole atención».
-No puedo creer lo que oigo -musitó Paula.
-Claro que puedes -respondió él-. También debes haber sabido que encontrarías algo de resistencia en el camino. Lo que quiero establecer es cuánto valdría para tí abandonar el compromiso.
En un principio había pensado que podría llegar hasta ella, aguijonearla para que abandonara su fachada y, de algún modo, forzar su mano para que Federico pudiera ver por sí mismo la clase de mujer que era.
-No entiendo lo que dices -movió la cabeza en mudo desconcierto, a pesar de que ya estaba traduciendo lo que le decía en la medida que se aplicaba a ella.
Pedro suspiró.
-Te he observado con mi hermano. He de reconocer que no he percibido ninguna pasión, pero es evidente que entre vosotros dos existe un lazo amigable. Soy un hombre justo...
-¿Tú? ¿Justo? -una burbuja de risa histérica comenzó y estalló en su garganta.
-Razón por la que estoy preparado -continuó como si no lo hubiera interrumpido- a pagarte generosamente por romper este compromiso. No me importa cómo lo hagas, pero estoy seguro de que ya se te ocurrirá algo. Me da la impresión de que eres una mujer muy creativa. Es una solución que funcionará para todos los involucrados. Yo me marcharé tranquilo sabiendo que le ahorro a mi hermano una vida de desilusión cuando decidas divorciarte de él más adelante. A tí te doy la opción de mantener una amistad con Fede hasta el momento oportuno en que poco a poco puedas salir de su vida, y recibiendo algo por tu cooperación. Afróntalo, lo mires como lo mires, estoy siendo asombrosamente generoso.
La sangre fluyó hacia el rostro de Paula en una oleada de color furioso. Pudo sentir todos los nervios de su cuerpo palpitar al adelantarse y abofetearle la cara. Con fuerza.
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