miércoles, 13 de diciembre de 2017

Prohibida: Capítulo 13

Un poco mareada todavía por el descenso en teleférico, no pudo resistir   la   tentación   de   interrogarlo.  Además,  él  no   tenía   el   monopolio  de  las  preguntas.  Poco  a  poco,  casi  sin  que  ella  se  diera  cuenta,  le  había  ido  sonsacando  fragmentos  de  su  pasado,  mientras  que  ella  no  sabía  nada  de  él,  aparte de lo  que le había  mencionado  Federico.

 -No  sabía  que  los  magnates  disfrutaban  yendo  de  compras  -lo  aguijoneó-. ¿No es un poco femenino?

-¿Insinúas que soy «femenino»?

 Sonó tan mordaz, que decidió insistir un poco.

 -No hay nada de malo en que un hombre sea sensible. O que le guste  ir de  compras  -le  encantaba ser  ella  quien  por  primera  vez  condujera la conversación-. Supongo que algunos hombres necesitan saber que llevan lo mejor para poder impresionar al sexo opuesto.

-Quizá  algunos  hombres  -acordó  él  con  suavidad- aunque  no  creo que tú seas una de esas mujeres impresionadas por el corte de un traje.

-No. -Entonces,  ¿Te  habrías  enamorado  de  mi  hermano de todos  modos si lo hubieras visto con unos vaqueros manchados y un jersey agujereado?

¿Enamorado?

 -Amaría a tu hermano llevara lo que llevara -respondió, evitando la  fraseología  de Pedro-.  En  cualquier  caso,  se  pone  vaqueros  casi  todo el tiempo, y unos muy gastados, aunque sus jerseys no tengan agujeros.

 -Tal  vez  debería  realizar  una  visita  a  Brighton  para  verlo  en  persona -musitó Pedro.

Paula sintió que la tensión le atenazaba la boca del estómago.

-Está muy ocupado casi todo el tiempo -comentó de forma vaga.

Se habían subido a un taxi, probablemente para ir a una de esas maravillosas  tiendas  donde  él  podría  tirar  su  dinero.  A pesar  de  ir  vestido con informalidad, era evidente que la ropa que lucía le había costado un ojo de la cara. Pedro captó la evasiva.

 -Sin  duda  no  tan  ocupado como  para  no  recibir  a  su  hermano  mayor.  Y  menos  ahora  que  es  un  hombre  prometido.  Cuanto  más  pienso en ello, más considero que sería apropiado que les hiciera una visita y os invitara a salir a celebrarlo a alguna parte...

-Creía que pasabas casi todo tu tiempo en Atenas -comentó ella en voz baja.

 -Eso fue hace  bastante  tiempo.  Antes  de  que  la  empresa  se  expandiera.  Ahora  paso  una  gran  parte  de  mi  tiempo  en  Londres.  Tengo un departamento en Knightsbridge.

 -Podríamos ir  a  verte  -indicó  ella  ansiosa.  La  idea  de  que  Pedro fuera a Brighton resultaba impensable-. De hecho, es una idea mejor.  Sé  que  a  Fede le encanta  la  ciudad  y,  bueno, sería  agradable  que  yo  lo  acompañara.  No  voy  a  menudo  a  Londres  -algo  casi imposible  siendo   madre soltera.  Sólo Dios  sabía qué  connotaciones siniestras proyectaría sobre ese hecho si lo averiguara.

Sabía que si insistía, Federico terminaría por ceder. Y toda esa charada se  había  ideado para que  su abuelo  estuviera  en  paz  en  el   conocimiento  de  que  el  nieto  favorito se hallaba  encauzado  por  el  buen camino. Si alguna vez se enteraba... Y la idea de que fuera su hermano quien se enterara, el hermano que tenía como modelo, que era su protector, lo aterraba. No por primera vez, deseó no haberse adentrado en ese sendero peligroso.

 -¿Por qué no? -¿Por qué no qué...?

-Vas a Londres. ¿Es que mi hermano te exige que pases todo tu tiempo a su lado?

-¡Claro que no! Yo... nunca encuentro el tiempo para hacerlo. Ya sabes  cómo  es.  Pretendes  hacer  cosas,  ir  a lugares,  pero  entonces,  antes  de  darte  cuenta,  ha  pasado  otro  año  y  no  has  podido  hacer  nada...

-¿Qué cosas quieres hacer?

 -¿Qué cosas quieres hacer tú? Tiene que haber algo. No puedes ser feliz sólo trabajando.

-No  sólo  trabajo  -repuso  con  pausa.  Estaba  apoyado  contra  la  puerta  del  taxi,  el  cuerpo  inclinado  hacia  ella,  y  le  sonrió-.  También  soy un firme creyente de los juegos.

-¿Sí? -preguntó ella con cortesía-. ¿Y deportes practicas?

Pedro rió con suavidad y enarcó las cejas divertido.

 -Los que involucran a miembros dispuestos del sexo opuesto.

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