miércoles, 22 de junio de 2022

Mi Salvador: Capítulo 31

 —¿Siempre llevas eso contigo?


—Sí.


—¿Estás muy emocionada con este libro, verdad?


—Más allá de lo que pueden expresar las palabras —dijo y sus verdes ojos brillaron—. Esta idea es solamente mía, para lo bueno y para lo malo.


Pedro se agitó en su asiento. ¿Había mencionado aquellos votos matrimoniales intencionadamente? ¿Pretendía recordarle que debían mantener las distancias? Si así era, había elegido bien el momento para hacerlo.


—Así que háblame de tu familia. ¿Eres el mayor de… Siete?


—Ocho. Soy el segundo.


—Una gran familia. 


—Y mucho cariño alrededor. Todos colaborábamos y nos cuidábamos unos a otros. Mi padre trabajaba muchas horas y mi madre necesitaba apoyo.


—¿Eras su favorito?


—Esa es una pregunta con trampa. Me sentía como si fuera su favorito, pero estoy seguro de que mis hermanos sentían lo mismo. A las madres se les da muy bien eso.


—Háblame de tus padres. ¿Cómo se conocieron?


Pedro le habló de sus padres, de sus logros y fracasos y de su decisión de ir a Australia para empezar una nueva vida.


—Suena idílico.


—Tuvieron que superar muchos retos en su camino hacia la felicidad. Son unos grandes modelos a seguir.


—¿Cuántos de vosotros estáis casados?


—Una de mis hermanas y yo.


—¿Resulta difícil seguir el ejemplo de tus padres?


—Creo que resulta inspirador, no desmoralizante.


—¿Es así para tí? Me refiero a tu matrimonio. ¿Aspiras a tener una relación tan buena como la de tus padres?


—¿Das por sentado que no es buena? —preguntó Pedro cruzándose de brazos.


Paula se sonrojó y el verde de sus ojos se volvió más intenso. Pedro se sintió molesto de que su cuerpo reaccionara a pesar de que estaba enfadado e intentó controlar sus hormonas.


—Tienes razón. Lo siento. Yo solo…


Paula no terminó la frase y Sam decidió insistir. Si estaba dando pistas a desconocidos de que su matrimonio no iba bien, ¿Pensaría lo mismo Mica?


—¿Solo qué?


—No ha venido. Hoy era un día importante y no ha venido. Sé que los billetes de avión de cortesía eran para dos personas. Yo tampoco usé el otro.


—Trabaja mucho —dijo excusando a Micaela. 

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