miércoles, 1 de junio de 2022

Enfrentados: Capítulo 70

 -Es en mí en quien no confío. No sé lo que es un matrimonio feliz - suspiró-. Necesito más tiempo.


El impulso de besarla de nuevo latió con fuerza en sus venas. Si al menos... Pero sus deseos eran inútiles. Todo había terminado. El concurso había terminado. En interludio con Paula. La esperanza que había tenido en el último momento de que ella cambiara de opinión y le permitiera entrar en su corazón.


-Lo que tú quieras, Paula -dijo.


Entonces se dió la vuelta y fue al dormitorio a recoger sus cosas. Paula entró y se sentó en la cama mientas lo hacía. Cuando terminó, Pedro se echó la bolsa al hombro y se metió las manos en los bolsillos para no volver a tocarla. Estaba claro que ella estaba esperando a que se marchara. No quería verlo más. Tal vez si se marchaba rápidamente no sufriría tanto.


-Bueno -empezó a decir-, me voy.


Salió del dormitorio y se apresuró hacia la puerta. 


-Pedro, espera.


Pedro soltó el pomo de la puerta y se dió la vuelta. 


-¿Qué?


-¿Por qué estás haciendo esto? -Paula se puso de pie y alzó las manos-. ¿Por qué me das la caravana? 


Él se acercó a ella, estaba muy cerca. Esa vez le acarició la mejilla, memorizando el contorno de su rostro.


-Para ser una mujer tan lista, a veces eres bastante tonta -le dijo en voz baja-. Te quiero, Paula. Siempre te he querido. Sólo que no me he dado cuenta hasta ahora.


Ella abrió los ojos como platos.


-¿Tú... Me... Quieres?


-Más de lo que puedas saber.


-Pedro... Me marcho a California. No puedo... No puedo tener una relación contigo.


-Paula... -le retiró un mechón de cabello de la cara-. Cierra la puerta a tu pasado. Ábrela a un futuro nuevo. Está ahí mismo, esperándote.


-Mi padre. California. No puedo...


-Escúchame una cosa. Verte de nuevo me ha enseñado que no quiero ser el Pedro que era hasta ahora -le rozó los labios con el dedo; deseaba besarla tanto, pero no quería que la despedida fuera más difícil-. Paula, gracias a tí deseo ser el mejor. Por tí, por mí. Por nosotros.


-Eres el mejor, Pedro. Eres inteligente, gracioso, eres...


-Pero no lo bastante bueno para arriesgarte conmigo; para confiar en el amor; en mí. 


Paula desvió la mirada. Se mordió el labio, y Pedro vió el brillo de las lágrimas en sus ojos.


-¿Y si no funciona? ¿Y si acabo sola otra vez?


-¿Y si no es así? -Pedro giró el pomo y abrió la puerta unos centímetros-. ¿Y si de pronto te das cuenta de que también me quieres? Y de que yo ya me he marchado.


Ella no le contestó. Con el corazón cargado de pesadumbre, Pedro salió de la caravana, dejando atrás a la única mujer que había amado en su vida. 

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