viernes, 26 de abril de 2019

Paso a Paso: Capítulo 35

Su voz se apagó y se volvió ansiosamente hacia Pedro, que estaba de pie tras ella. El ceño de él también estaba fruncido y sólo se aligeró levemente cuando habló:

—Tal vez lo estás intentando con demasiado ahínco. O tal vez las predicciones del médico eran ciertas.

—¿Y cuáles eran, señor Alfonso?—le preguntó Adrián James, mientras aplastaba la colilla en un cenicero.

—Es incapaz de recordar debido al trauma que sufrió.

James y Courtney dirigieron la mirada a Paula.

—¿Cree usted que eso es lo que le ocurre, señorita Chaves? —le preguntó Courtney.

Paula inhaló trémulamente.

—No lo sé. Pero supongo que… que podría ser cierto —luego, volviéndose hacia Pedro, añadió—: Lo… lo siento.

—Sí, ya, yo también.

El silencio cayó sobre el pequeño grupo. Courtney tosió.

—Bueno, tendremos que mantener la esperanza en que recuerde.

A pesar de sus esfuerzos por parecer calmada, a Paula le temblaba el labio inferior.

—Sólo espero que no sea demasiado tarde —dijo finalmente, angustiada.

No sólo le había fallado a Lucas, sino también a Pedro.

—No lo será —dijo el agente James con más seguridad de la que garantizaba la situación.

Aun así, Paula se lo agradeció y le ofreció una leve sonrisa. James tosió de nuevo y luego dirigió su atención a Pedro.

—Si era el explosivo plástico lo que querían, ¿Por qué no robaban los planos sencillamente?

—¿Quién sabe lo que pasa por las mentes de esos criminales? —dijo Pedro sombríamente—. Pero mi hipótesis es que, sin alguien que los interprete, esos planos no les sirven de nada.

—¿Y su hijo puede interpretarlos?

—No.

Los ojos de James se entrecerraron.

—¿Entonces por qué diablos se lo han llevado?

—Supongo que no lo sabían —el tono de Pedro era crispado, pero paciente.

James dejó escapar el aliento y se pasó la mano por el pelo.

—Ah, entonces piensa que, si Lucas consigue mantener su creencia de que puede reconstruir los planos, lo mantendrán con vida, ¿No?

—Tengo esa esperanza, a menos que… —Pedro hizo una pausa, y se rascó la barbilla nerviosamente.

Paula lo contempló y deseó de nuevo consolarlo en su angustia de alguna forma.

—A menos ¿Que qué, señor Alfonso? —insistió James.

—A menos que Lucas fuera secuestrado por alguna otra razón.

El tono de James no se alteró.

—¿Y cuál podría ser esa razón?

—Lucas casi fue secuestrado una vez cuando tenía cinco años —dijo Pedro—. Fue un intento de extorsión, y aunque no se salieron con la suya, he vivido con el terror de que sucediera otra vez desde entonces.

—Ya veo —dijo Courtney, interviniendo en la conversación—. Bueno, en cualquier caso, sin la descripción de la señorita Chaves, no tenemos mucho por donde seguir.

Todos los ojos se volvieron hacia Paula. Ella adelantó la barbilla.

—Recordaré —dijo—. No tengo más remedio.

—Mientras tanto —dijo Courtney, mirando a Pedro y Paula—, quiero saber todo lo que hay, los últimos despidos de la compañía, empleados descontentos, rivalidades, enemigos olvidados y amigos rencorosos.

Tres horas más tarde, salieron de la central del FBI.

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