miércoles, 17 de abril de 2019

Paso a Paso: Capítulo 16

—Oye, te veo muy mal. ¿No me has oído decir que acabo de venir de un restaurante? —Laura frunció el ceño—. No, no me apetece comer nada. Lo que quiero es que confieses. Además, no pienso moverme hasta que no lo hagas.

—Se trata de… Lucas.

—¿No te habrá dejado, verdad?

—No, todo lo contrario.

—Aja —una sonrisa lenta e irónica apareció en el rostro de Laura—. Te ha pedido que te cases con él, ¿No es eso?

—Sí eso es —replicó ella en voz baja.

—Por todos los santos. Desde luego, espero que hayas tenido el sentido común de decirle que sí.

Paula parpadeó y se quedó mirando a su amiga con los ojos dilatados.

—No estarás hablando en serio, claro.

—Pues claro que estoy hablando en serio —dijo Laura, arrugando el entrecejo—. Vamos, Lucas Alfonso es el sueño de cualquier mujer. No sólo está bueno, sino que tiene dinero para tirarlo por la ventana.

—Pero no lo amo, Lauri —gimió Paula.

—Baah, eso no es importante.

Paula pugnó por conservar la paciencia, sabiendo que era demasiado tarde y estaba demasiado cansada para tener aquella conversación. Pero, a menos que le dijera a Laura que se metiera en sus asuntos, no tenía más remedio que explicarle su postura.

—Bueno, para mí es importante —dijo Paula en tono serio.

Laura se levantó de un salto del sofá y bajó la mirada hacia el rostro de Paula, con una expresión de incredulidad en el suyo.

—¿Por qué? Apuesto a que no sabes responder a esto.

—Oh, vamos, Lauri, ¿Cómo se puede responder a esa pregunta? Tú misma sabes que, incluso con amor, ya es difícil hacer que un matrimonio funcione —Paula se detuvo y extendió las manos—. A veces es imposible, ¿No?

Por un instante, Laura apartó la mirada. Luego, volvió a mirarla a los ojos y dijo con firmeza:

—Falso. Yo no amaba a Pablo tal como tendría que haberlo hecho, pero no fue eso lo que acabó con nuestro matrimonio. Fue el dinero —añadió bruscamente—. La falta de él.

Paula suspiró y no dijo nada.

—Mira, cariño —dijo Laura, tras el breve silencio—, puedes mandarme a freír espárragos si quieres por entrometerme en tus asuntos… —sonrió de medio lado—… Pero sabes que me preocupa lo que te ocurre.

—Lo sé.

—Sé lo difícil que te resulta mantener a tu padre en esa clínica y lo duro que has tenido que trabajar.

—Oh, Lauri. Sé que te preocupas. Y tienes razón, es duro. Pero eso no quiere decir que tenga que casarme con el primer rico que se me presenta. No podría ser feliz viviendo así.

—Entonces, sólo me queda suponer que estás esperando a que se te presente un macizo que te vuelva loca sólo con mirarte, ¿No?

Súbitamente, el rostro de Pedro Alfonso volvió a centellear en la mente de Paula. Consternada, apartó el rostro de la mirada escrutadora de Laura, para que no viera el color encendido que habían adquirido repentinamente sus mejillas.

—Así que tengo razón —dijo Laura, riéndose entre dientes—. Eso es exactamente lo que estás esperando.

Aliviada y agradecida por que Laura hubiera malinterpretado su azoramiento, Paula sonrió.

—Tal vez… no sé. Pero lo que sí sé es que nunca podría enamorarme de Lucas Alfonso, aunque sea un tipo agradable y divertido.

—Bueno, eso puedo entenderlo, sobre todo después de haber tenido que estar encerrada tanto tiempo con tu padre sin poder divertirte nunca. Y por lo que me has dicho, Lucas desde luego sabe como entretener a una mujer —añadió Laura sin asomo de envidia.

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