miércoles, 17 de abril de 2019

Paso a Paso: Capítulo 17

—Desgraciadamente, tal vez deje de entretenerme en breve.

Laura volvió a sentarse en el sofá.

—¿Por que has rechazado su oferta? Está disgustado, ¿Eh?

—Para decirte la verdad, no estoy segura de que Lucas haya aceptado mi negativa.

Laura sacudió la cabeza.

—No lo capto. Si ese es el caso, ¿Por qué no vas a verlo más?

Paula se apartó un mechón de pelo de la frente.

—Realmente, no hay problema con Lucas. Es a su padre, Pedro Alfonso, a quien no le gusto.

—¿Y?

—Pues que, si Lucas quiere seguir el estilo de vida al que está acostumbrado, no tendrá más remedio que plegarse a las exigencias de su padre.

Laura estaba claramente perpleja.

—Lucas trabaja, ¿No?

—Pues claro que trabaja. De hecho, es mi jefe en este momento. Sin embargo… —Paula recalcó la palabra—… no gana lo suficiente para su ritmo de vida. Es tan simple como eso.

—Y entonces su querido papi se considera con derecho a controlar su vida.

—Eso es en pocas palabras.

—¿Y cómo sabes que no le gustas a su papi? —insistió Laura.

Paula no pudo evitar sonreír ante la forma en que Laura había pronunciado lo de «papi» como si fuera una enfermedad contagiosa que debiera ser evitada a toda costa.

—Piensa que soy una aventurera.

Laura se echó a reír.

—¡Lo dirás en broma!

—No, no lo digo en broma —dijo Paula, con los labios apretados.

—¿Te llamó exactamente eso a la cara?

—No, pero pude leerlo en sus ojos.

Viendo súbitamente la falta de comprensión en los ojos de Laura, Paula pasó a contarle todo lo referente a la fiesta. Lo que no le contó fue su explosiva reacción ante Pedro.

—Guau —dijo Laura cuando acabó Paula.

—Entonces ¿Piensas que tu trabajo podría estar realmente en peligro?

Paula contuvo un suspiro.

—Espero que no, pero nunca se sabe.

—¿Así que vas a complacer a «Papi» y vas a dejar de ver a Lucas?

Por primera vez en un largo rato, los ojos de Paula se iluminaron.

—Probablemente no.

Laura sonrió irónicamente.

—Así me gusta. Y si «papi» intenta algún truco sucio, puedes contestarle con una denuncia por acoso.

—Sí, claro —dijo Paula desenfadadamente.

Sin dejar de sonreír, Laura se puso en pie.

—Bueno, tengo que irme. La verdad es que ya he abusado de tí demasiado por esta noche. Realmente no podría quejarme si mañana por la mañana fueras a buscarme con una escopeta.

—Cuando suene el despertador a las cinco, no creas que no me lo pensaré.

Laura se inclinó y le dió un rápido abrazo a Paula.

—Buenas noches, y gracias por el café. Ya hablaremos.


Paula le devolvió el abrazo.


—Te mantendré informada de lo que ocurra.


—Eso no hace falta ni decirlo —gritó Laura por encima del hombro.


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