miércoles, 12 de abril de 2023

Inevitable Atracción: Capítulo 9

 —¡No! —espetó Paula—. ¿Cómo te atreves a preguntar por mí en todas las agencias? ¿Cómo te atreves a hacer que me nieguen otros trabajos?


—¿Para eso me has hecho salir? —la miró furioso—. De todas las tonterías... Mira, es muy común solicitar a una persona específica de una agencia. Estamos desesperados por conseguir a alguien deprisa, así que le pedí a Personal que se pusiera en contacto con todas las agencias para las que habías trabajado. Jamás les dijimos que no te ofrecieran otro trabajo. Pero ahora que estás aquí, bien podrías ponerte manos a la obra.


—¡Manos a la obra! —exclamó, sin saber cómo expresar su furia.


—Tenemos dificultades por momentos —indicó él con frialdad—. La joven que nos está ayudando fue demasiado optimista acerca de sus habilidades idiomáticas. Estamos grabándolo todo, pero puedes ver por qué nos interesa un registro escrito.


—Es una pena —comentó Paula.


—Acabas de decir que buscabas trabajo —la observó ceñudo.


—Jamás dije que quisiera ser una esclava.


—Pensábamos pagarte —indicó con sarcasmo—. Mira, te daremos lo que le habríamos retribuido a la agencia, cien libras si te quedas hoy, quinientas por la semana.


—Hecho —aceptó ella con lobreguez. 


Lo siguió por el pasillo. Los hombres en la sala estaban de malhumor. Se hallaban cansados de hablar de negocios en un idioma que no era el suyo sobre cosas que no entendían del todo. Miraron con una mezcla de irritación y curiosidad a la joven ante la puerta, su figura resaltada por un vestido oscuro. Pedro percibió el cambio de estado de ánimo. Miró a Paula y fue como si la viera por primera vez. Sí, era espectacular... Pero enervante. No se mostrarían tan apreciativos si supieran lo imposible que era. Ella lo miró, se encogió de hombros, cerró la puerta y lo siguió hasta el extremo de la mesa, donde se sentó a su lado. Tomó un bloc y un lápiz. Cinco hombres se pusieron a discutir al unísono, y parte de su mente se concentró en desenredar las oraciones. Pero se encontraba junto al codo de Pedro, y todo su cuerpo pareció ser consciente del hecho de que apenas se hallaba a unos centímetros de distancia.  Si bajaba la vista al bloc de pronto se daba cuenta de que sus ojos se habían concentrado en algo más interesante, como la línea larga y poderosa de su muslo, con el músculo visible a través de los pantalones grises y formales. O si alzaba la vista para identificar a un nuevo orador, por el rabillo del ojo vería el pelo negro cortado casi al cero y la nariz aquilina del hombre que tenía al lado, y se encontraría esperando que hablara para poder mirarlo sin necesidad de fingir que no lo hacía. A pesar de esas distracciones, logró darle algún sentido a las intervenciones. No tardó en descubrir que la reunión entraba en serias dificultades; la segunda lengua de la mayoría de los presentes era el alemán, pero había dos que hablaban inglés, otros dos francés y uno que era italiano. Tenía lugar un complicado sistema de traducción. No pudo imaginarse cómo sería una transcripción de la cinta. Al rato también le resultó claro que el hombre que ayudaba al orador italiano no traducía del todo bien los matices de la discusión ni las respuestas que daba aquél, aunque no sabía si lo hacía de forma deliberada o accidental. Pasó media hora. Finalmente, con cierto titubeo, colocó una nota ante la vista de Pedro. Él asintió y escribió: "Pararemos para tomar café... Después toma tú la iniciativa".


Paula pensó que si iban a descansar un rato, era una oportunidad perfecta para decirle lo cerdo que era, aunque algo la mantuvo en silencio. Organizó el café, y cuando comenzó la segunda sesión, se sentó al lado del otro hombre y se ocupó de la traducción. No tardó en comprender que era un participante importante en los debates. Unos puntos que se habían aceptado antes se revisaron, y todo el mundo empezó a sentirse irritado. Al final Pedro puso fin a la reunión. Dijo que se retirarían hasta el día siguiente. Los hombres salieron de la sala hablando animadamente, y la mayoría molestos, en sus propios idiomas. Ella comenzó a poner en orden sus notas. 

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