miércoles, 12 de abril de 2023

Inevitable Atracción: Capítulo 6

 —Buenos días, señor Alfonso —saludó la voz resignada de Personal—. Oí la alarma. Qué pena. Estaba convencida de que duraría hasta la hora del almuerzo.


—No sé cuál fue el problema —tamborileó con los dedos sobre la mesa—. Sólo le recordé la existencia de un programa corrector de texto y le sugerí que repasara su trabajo. Debería saberlo sin que se lo dijeran. Si no, al menos debería aceptar una crítica constructiva. 


—Lo siento, señor Alfonso —Personal suspiró—, pero era la única disponible de la agencia. Todas las demás ya habían estado aquí y se negaban a regresar. 


—Bueno, pruebe con otra agencia.


—Ninguna tiene a una secretaria que no haya venido ya.


—¿Qué les pasa? —comentó Pedro—. No pido una Mujer Maravilla. Sólo quiero una secretaria experimentada con la competencia y la madurez habituales para trabajar en un entorno de gran presión.


—Sí, señor Alfonso —aceptó con cierta cautela Personal—. Es que...


—¿Qué?—espetó él.


—Las personas con experiencia y alta cualificación disponen de elección. Nosotros ofrecemos un acuerdo competitivo, desde luego, pero la crème de la crème puede obtener los mismos beneficios y dinero en otra parte, y no le gusta que le griten.


—¡Gritar! —exclamó indignado—. Nunca grito. Es evidente que si un proyecto entero debe rehacerse porque alguien no ha mostrado la inteligencia de una niña de dos años, puedo impacientarme un poco...


—Al parecer, ha empleado un tono de voz que se ha percibido como un grito —indicó con diplomacia Personal. 


—Es ridículo.


¿Por qué no encontraban a alguien como Paula? Alguien que no se disolviera en lágrimas si hacías una pregunta sencilla. Alguien que captara tus errores y deslices en un informe, en vez de añadir cincuenta propios. La agencia de ella se la había enviado un día un par de años atrás. Ni antes ni después había soñado con semejante secretaria. Volvió a tamborilear los dedos sobre la mesa. Necesitaba una secretaria competente y permanente si quería acometer el asalto a la Europa del Este. Había planeado ir al apartamento de Paula para convencerla. Con Alejandra fuera del camino, habría sido bastante fácil. Pero no había tenido tiempo, y como esperara un poco más descubriría que Paula se había marchado a Cerdeña. Quizá sería mejor contratarla como eventual y avanzar desde ahí. Al menos le daría la oportunidad de concentrarse en el trabajo, para variar.


—No tengo tiempo para ir con cuidado alrededor de una chica hipersensible que ni siquiera sabe escribir —dijo—. Vea si puede encontrar a Paula Chaves a través de una de las agencias, ¿Quiere? Hágale una oferta que le compense el esfuerzo. Haga lo que sea necesario para conseguirla. 

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