viernes, 21 de abril de 2023

Inevitable Atracción: Capítulo 24

Paula buscó las palabras adecuadas, pero descubrió que ninguna entre todos los idiomas que conocía le haría justicia a la ocasión. Antes de poder detenerse, alzó la mano y oyó el satisfactorio sonido de su palma al conectar con la mejilla de él. Bajó la manó y lo miró con expresión desafiante. Sabía que debería disculparse... Después de todo, lo que había hecho estaba completamente fuera de lugar, pero llevaba años deseando hacerlo. Alguien tendría que haberlo hecho hace años. Con el golpe la piel primero se le había puesto blanca y luego roja, y eso también era satisfactorio. Aunque la expresión de sus ojos no resultaba del todo satisfactoria. Vió ira... Bueno, era lo lógico. Pero lo más preocupante fue la intriga que percibió en ellos.


—Pensé que querías que yo lavara mis propios trapos sucios.


—¿Es que jamás piensas en alguien que no seas tú mismo? —lo miró con ojos centelleantes—. Sólo porque se te ocurrió pensar en algo que preferirías hacer, ¿Crees...?


La interrumpió el estallido de una carcajada. Los ojos verdes de él brillaron y de pronto pareció mucho más joven.


—Paula, cariño—dijo con una sonrisa—, si crees que prefiero cenar con la única mujer en el mundo que no dirá «Sí, Pedro», «Desde luego, Pedro», «Eres tan maravilloso, Pedro», la única mujer que no me da ni la hora, y menos aún un beso de despedida... Pensé que para tí esto era importante. La semana próxima va a ser bastante frenética, así que si hay algo de lo que debamos hablar, éste es el momento. De todos modos, la de Juliana era una cita informal. No me dí cuenta de que debía consultarte a tí la cancelación, o te lo habría explicado —volvió a mostrar una expresión especuladora.


—Tú dices que era informal —protestó ella—. Por lo que yo veo, eso significa que consideraste que podías cambiar de planes en el último minuto. ¿Cómo sabes que para ella era igual?


—Porque es un juego para adultos, cariño —se encogió de hombros—. Sé que tú no lo juegas. Tendrás que aceptar mi palabra de que las personas que sí lo juegan conocen las reglas.


—Que estableces a medida que avanzas —afirmó ella—. ¿Qué hacen... Pedir que las introduzcas en tu lista para que las actualices?


Pedro le regaló una sonrisa enloquecedora e indulgente. Recogió el abrigo de Paula del perchero.  Ella titubeó. Si iba a acompañarlo a Praga al día siguiente, la cena le recortaría el tiempo que necesitaría para la presentación de Barrett. Hasta ese momento sólo disponía de un borrador preliminar; iba a tener que acelerar si sólo dispondría de esa noche. Además, él se había comportado de una manera abominable. No debería recompensarlo. Por otro lado, era una oportunidad única para mostrarle algunos de los problemas provocados por su estilo de dirección. ¿En qué otro momento podría volver a cenar con él?


No hay comentarios:

Publicar un comentario