martes, 24 de febrero de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 43

– Debemos regresar al desfile – dije en voz baja.
– ¿Siempre eres así de responsable? – replicó en tono serio.
– Incluso más.
– Escapémonos, te aseguro que nadie se dará cuenta.
– Ni pensarlo, es la gran noche de tu hermana.
– Podrá perdonarme.
– ¿Siempre eres así de terco?
– Incluso más.
– En serio debemos regresar, para mi es trabajo y mi jefe está aquí – insistí poniendo mis manos en su pecho obligándolo a separarse, aunque sentí un hueco enorme cuando finalmente salió de mí.
– Está bien, tú ganas esta vez – dijo entregándome mi ropa interior.
Nos arreglamos las ropas en silencio y le dije que yo saldría primero, no estuvo muy de acuerdo, pero aceptó, no entendía porque era tan descarado. Abrí la puerta y me asomé sigilosamente, me dispuse a salir de ahí y Pedro me dió una cariñosa nalgada que me hizo sonrojar, no quise voltear a verlo porque seguro aceptaría escaparme con él y tenía que recordar que estaba en horas de trabajo. Me fui directo al baño a retocarme el maquillaje y ponerme perfume, una amplia sonrisa había en mis labios, él había dicho mi nombre y yo el suyo, no más reglas y eso me entusiasmó sobre manera, aunque en realidad no sabía que pasaría de ahora en adelante.
Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó Pedro muy sonriente y se sentó al lado de Jennifer, ella se recargó en su hombro, eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento, además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia, ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.
El desfile terminó y Luciana nos agradeció a Geraldine y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso, Pedro hasta se puso de pie muy entusiasmado. Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.
– ¿Dónde estabas Paula? – preguntó inquisidoramente Geraldine.
– Fui a ver a las modelos.
– Que raro, yo fui allá y no te ví.
– Es que también fui al baño.
– Ah, ok – respondió no muy convencida.
Moví la cabeza negativamente cuando la ví ir a saludar a un chico que la miraba, yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida.

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