martes, 3 de febrero de 2015

Eternamente Juntos: Capítulo 49

—Facundo, Pedro  no me ha perdonado. No estamos juntos otra vez, sólo fingimos estarlo por Bruno y por Gonzalo.
Paula le explicó la situación y luego añadió:
—Esto va a complicar mucho las cosas. Necesito comprender cómo ocurrió, ya sabes que no recuerdo nada.
—Ya te dije lo que pasó.
—Dímelo otra vez, con todo detalle. No me importa lo embarazoso que pueda ser. Tengo que comprender qué fue lo que me condujo a…
—Lo siento, pero tengo que dejarte, Paula. Estoy esperando una llamada de Mischa en cualquier momento.
—Facundo, por favor, yo…
—Déjalo ya, Paula —dijo Facundo, interrumpiéndola—. No tiene sentido seguir por este camino. Tengo que dejarte. Adiós.
Paula se quedó mirando a su teléfono móvil, sin comprender su silencio.

La casa estaba muy silenciosa cuando regresó, lo que la hizo sentirse desesperadamente sola.
Subió a la habitación, sacó del bolso la caja con lo necesario para la prueba del embarazo y se la quedó mirando durante unos segundos. Quería saber si estaba embarazada y, al mismo tiempo, olvidarse de todo. Era una cobardía, lo sabía, pero acabó metiendo la caja en el cajón donde guardaba su ropa interior, debajo de las prendas de encaje y seda.
Lanzó un suspiro, se acercó a la cama, donde había dejado el bolso y sacó el teléfono móvil.
—Mamá, ¿tienes tiempo para hablar un momento? —preguntó Paula cuando su madre se puso al aparato.
—Ah, me alegro de que hayas llamado, Paula—dijo Alejandra en tono animado—. Te he llamado hace un rato, pero estabas comunicando. He hablado con Pedro para invitarlos a que vengan  a cenar esta noche y ha aceptado la invitación.
—Por lo que tengo entendido, no sería la primera vez —comentó Paula con cierta ironía.
—Espero que no estés enfadada porque hayamos seguido viéndonos con él —su madre suspiró—. Pedro ha consentido que vuelvas con él y deberías estar agradecida, aunque no sé cuánto tiempo va a durar la reconciliación.
A Paula le dió un vuelco el corazón.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Paula.
—Ya sabes cómo eres, Paula. Me da miedo que vuelvas a estropear las cosas.

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