viernes, 6 de febrero de 2015

Eternamente Juntos: Capítulo 55

Después de dejar a los chicos en el colegio, Pedro guardó silencio unos minutos antes de abordar el tema del mensaje que Paula había recibido de Facundo.
—Aunque me disgusta que mi sobrino haya agarrado tu teléfono móvil para ver tus mensajes, me pregunto si no me has mentido respecto a no haber seguido en contacto con Facundo Pieres.
—No te he mentido —respondió Paula—. Llevo seis o siete semanas sin ver a Facundo.
—Pero has entrado en contacto con él recientemente.
—Sí… quería preguntarle sobre aquella noche. Pensé que me podía ayudar a recordar lo que pasó.
Pedro respiró profundamente.
—Yo puedo ayudarte a refrescar la memoria. Estabas acostada en su cama desnuda…
—No sigas, por favor —le interrumpió Paula llevándose una mano a los ojos.
—Es verdad, Paula. Dices que no te acuerdas de nada, pero te acostaste con él. Tú misma lo has dicho. No hay duda posible.
—Lo sé… —dijo ella en un ahogado susurro—. Él me lo dijo también a mí.
Pedro le lanzó una soslayada mirada.
—¿Te dijo lo que ocurrió? ¿Quién empezó?
—¿Qué más da eso? Jamás me lo perdonarás, así que no tiene importancia. Ni siquiera te importa que no pueda recordarlo. En lo que a tí concierne, te traicioné acostándome con otro hombre. Ni siquiera se te ha pasado por la cabeza que pueda haber otra explicación.
—¿Qué otra explicación? —preguntó Pedro—. Por el amor de Dios, Paula, te ví en su cama.
—Sí, lo sé. Y yo ví las fotos que Jazmín Gonzalez te envió, pero resultaron ser falsas —observó Paula.
Pedro paró el coche delante de su casa.
—Si hubiera otra explicación, me gustaría saber cuál es y quién me la va a dar porque, según parece, tú no te acuerdas de nada.
—¿No crees que sea verdad que no me acuerdo? —preguntó ella con creciente angustia—. ¿Te das cuenta de lo horrible que es despertarse en la cama de un amigo y no acordarse de cómo se llegó a ese punto?
Pedro recordó lo que Alejandra Chaves había dicho después de la cena.
—¿Bebiste aquella noche? —preguntó él por fin.
—Bebí algo, pero no mucho. Casi nunca bebo porque el alcohol me produce migraña. Estaba muy disgustada… después de nuestra pelea. Fui a casa de Facundo  porque quería desahogarme. Estaba empezando a darme una migraña y sabía que si no tomaba alguna pastilla, estaría mala durante días.
—¿Qué tomaste?
Paula frunció el ceño, tratando de recordar.
—No estoy segura… Facundo me dió un calmante que le habían dado cuando se torció un ligamento de la rodilla. Era un calmante muy fuerte porque, al poco de tomarlo, me sentí mareada… pero también podía haber sido debido a que llevaba todo el día sin comer.
—En resumen, que no te acuerdas de cómo acabaste en la cama de Pieres, ¿es eso?
Paula asintió.
Pedro lanzó un suspiro, salió del coche y la ayudó a salir. Una vez dentro de la casa, él se volvió hacia ella.
—Lo de verle el viernes, ¿es sólo porque quieres que te ayude a recordar?
—Sí.  Facundo se va a ir a vivir a Canadá dentro de un mes más o menos. Cuando le llamé, no parecía entusiasmarle la idea de verme, pero ha debido de recapacitar.
Pedro la miró intensamente.
—Espero de todo corazón que no me estés mintiendo, Paula.
—No te estoy mintiendo, Pedro.
—No quiero que vayas sola a su casa. De hecho, te lo prohíbo terminantemente —dijo Pedro al cabo de unos segundos.
Paula le miró con angustia.
—Pedro, tengo que ir sola. Facundo no consentiría en verme si me acompañara otra persona. A él también le avergüenza lo ocurrido. Se negaría a darme detalles tan íntimos delante de alguien más.
Detalles tan íntimos como su embarazo, pensó ella con suma angustia.
—No vas a ir sin mí.
—No puedes darme órdenes, Pedro. No voy a consentirlo.
—Eres mi esposa, Paula. No voy a permitir que vayas a la casa de otro hombre sola.
—No puedo dar crédito a mis oídos —respondió ella con furia—. Ya no soy tu esposa, pronto voy a ser tu ex esposa.
—Eres mi mujer, Paula, y lo serás hasta que yo lo diga.
Paula le miró con incredulidad.
—¿Qué has dicho?

No hay comentarios:

Publicar un comentario