domingo, 14 de diciembre de 2014

Una dulce Inocencia: Capítulo 8

Desperté con un horrible dolor de cabeza y cuerpo. No tuve que hacer esfuerzo para comprender porque me sentía así; era claro que la tensión que me había acompañado antes de dormirme me había pasado la cuenta. Miré al repollito que aún dormía en mis brazos y ese fue el incentivo para esbozar mi primera sonrisa de la mañana, a pesar de todo mi malestar.
Me levanté con cuidado de no despertar a mi pequeña. Me duché en su cuarto y cuando estuve lista, pegué la oreja a la puerta. Aparentemente no se oía ningún ruido, es decir, que aun no se levantaban o que el asqueroso tipo de anoche ya se había ido.
Bajé lo más despacio que pude las escaleras. Al llegar al primer piso y con la luz del día pude observar todo, la casa estaba en total desorden con varios objetos quebrados y esparcidos por el piso. Al girar mi cabeza hacia los sillones de la sala, un escalofrío recorrió mi cuerpo al rememorar las escenas de la noche anterior y el miedo que sentí cuando el papá de Lulu había invadido mi espacio personal con claras intensiones sucias.
- ¡Dios! ¡Se me parte la cabeza!.- gimió la bruja (como había decidido llamarla desde anoche), haciéndome pegar un brinco.
Dejé mis labores de lado y le serví un vaso de agua con una pastilla para la resaca. Observé nerviosa hacia las escaleras a la espera de que el asqueroso hombre irrumpiera en la habitación, pero seguían pasando los minutos y no había señas de él.
La bruja, tomó asiento y se dispuso a ver la TV. Esperé en forma paciente a que se dignara a preguntar por Lulu, pero la muy mala madre, ni siquiera tuvo la decencia de a lo mucho averiguar si había preguntado por ella; teniendo en cuenta que a la mujercita delante de mí, le encantaba alardear sobre ella misma. Mucho menos se disculpó o insinuó algún tipo de remordimiento por el actuar de anoche.
- Hola mamá.- me di vuelta al escuchar a mi pequeñita hacer aparición
- Hola.- saludó la bruja, sin siquiera verle.
Lulu siguió su camino al ver que su proyecto de madre no la tomaba en cuenta y caminó hasta mí. Me agaché y la cargué en brazos dándole un gran beso, que supliera en parte el que ella le había privado.
- Hola Paula.
- Hola corazón ¿Quieres desayunar?.- le pregunté girándome hacia la nevera.
- No Paula.- susurró en mi oído.
- ¿Por qué no? Lulu, tienes que desayunar.- la reprendí.
Ella observó a su madre, que estaba segura no tenía idea que tanto su hija como nana seguían en el mismo lugar que ella; y se giró hacia mi haciendo un gesto para que me acercara más a ella. Puso sus manitos juntas alrededor de su boquita y entendí que quería compartir un secreto conmigo, así que acerqué mi cabeza a ella.
- Es que mamá no quede que yo coma eso.- fruncí el seño por sus palabras, pero recordé cuando ella había dicho "cuidar su figura."
- Ok, haremos lo siguiente.- me acerqué a su oído y al igual que ella, le hablé bajito.- Irás arriba y esperarás ahí. Yo te llevaré todo a tu cuarto ¿Ok?
- Oki doki.
Lulu corrió hacia su cuarto, está demás decir que la bruja no le dedicó ni media mirada, menos preguntó por qué su hija no tomaba desayuno ¡Linda madre!
Tomé todas las cosas que había comprado el día anterior con sigilo y cuidadosamente las coloqué en una bolsa. Tomé todo un servicio completo de cubiertos y lo metí ahí. Salí de la cocina presurosa hacia la habitación de Fifi, quien me esperaba sentada tranquilamente en su cama.
Le serví abundante leche con cereal y varias cosillas más para un saludable, pero a la vez contundente desayuno y bajé a echar andar un plan que se formaba en mi cabeza.
- Señora Victoria.- la llamé, siendo respondida con un "Mmhm".- Ayer ha llamado Samantha Wilson
- ¿Qué quería esa perra nuevamente?.- escupió las palabras
- Recordarle que estaban al pendiente de usted.- abrevié el recado
- Bien. Se puede ir a la **** ella y sus recados ¿Supongo que haz dicho todo lo que dije?.- por primera vez me miró
- En realidad no alcancé a contestar su llamado.- evité informarle que no estaba en casa.- Así que ha dejado el recado en la grabadora
- Mejor así.- volvió su atención a la TV
Miré hacia el cielo y rogué en silencio que mi próximo paso fuera aceptado sin problemas.
- También llamó María y pide que le recuerde sobre su dinero.-
- No tengo tiempo de ir a dejárselo. Si ella puede aún moverse, teniendo esa panza. Entonces que venga por él.- sonreí, era justo la respuesta que necesitaba
- Si usted me da una dirección, yo podría ir a dejárselo personalmente.- apreté mis labios esperando una respuesta afirmativa
- ¿Acaso me crees interesada en la dirección de una empleada doméstica?.- rió fríamente.- No tengo idea donde quedará su mazmorra
Me mordí la lengua para tragarme el veneno que amenazaba por salir y gritarle unas cuantas verdades, empezando por el descuido en el que tenía sumida a su hija y terminando por el desprecio en que trataba a la gente con la que debería estar agradecida besándole los pies por asegurar que su propia sangre el día de hoy estuviera con vida. En lugar de eso respiré hondo y conté hasta cien, para lanzar mi plan B.
- Si usted está de acuerdo, yo podría ubicar su dirección. Usted me hace entrega del dinero y yo se lo hago llegar.- crucé hasta mis dedos de los pies para la buena suerte
No suena mal.- dijo después de unos segundos.- La verdad es que estoy harta de tener a mendigos en mi casa, pidiendo la limosna del día
Sentí la sangre agolparse en mis mejillas y orejas de la rabia contenida, pero me forcé a sonreír. Mi plan había resultado.

Dos horas más tarde y luego de haber hablado por teléfono con María al número que había obtenido de la grabadora y tener la dirección de su casa, estaba con Fifi a las afueras de mi departamento. La bruja catalogaba de mendigos a sus empleados y mazmorras sus hogares, pero en cuanto le había pedido permiso para ir con su hija hacia tan desagradables lugares, no había dudado un segundo en aceptarlo.
- Hola Angie.- saludé a mi amiga al entrar en su negocio
- Hola Paula. Hola señorita naranja.- saludó a Lulu. Reí por el saludo, en relación al color de su ropa
- Hola niña de los cocholates dicos.- saludó mi niña, saboreando sus labios
- Ok, eso ha sido una indirecta algo directa.- respondió mi amiga, acercándose al mostrador de los chocolates y sacando uno para Lulu.
- Gacias, no tenías que molestadte
Estallamos en unas fuertes carcajadas con Angie por las palabras adultas que había utilizado mi pequeña bribona.
- ¿Qué cuentas Paula?

5 comentarios:

  1. Buenísimos los 3 caps Naty!!!!!!!!! Falta mucho para que aparezca Pedro en la historia????

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  2. Me intriga saber el papel de Pedro en esta historia , Lulu es una dulce , q suerte q Pau apareció en su vida ¡¡

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  3. Menos mal que aparecio Paula en la vida de Lulu!! Me pregunto lo mismo que las chicas, quien es y cuando aparece Pedro en la historia?
    Espero los próximos!!

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  4. Muy buen capítulo! Y pensar que hay madres así! Dios le da pan a la que no tiene dientes! Pobre Lulu!

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