miércoles, 17 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 13

La tarde dió paso a la noche y yo esperaba ansioso el momento en que mi madre por fin exclamara que se había aburrido de observar tanto cuadro extraño. Porque por más que los miraba y trataba de encontrar aunque fuera un pájaro dibujado ¡Era inútil! ¡Bendita Pintura Abstracta!
- ¿Estás aburrido?.- esa voz aguda era lo último para rematar mi estado zombie.
- No, es sólo que estoy cansado.
- ¿Una muy larga noche?.- me giré hacia ella.
- Así es. Fue una larga noche y lo único que deseo es dormir…solo.- remarqué la última parte al ver sus ojos expectantes.
- Podríamos salir un día de estos…- su invitación fue interrumpida por el sonido de mi móvil
- Lo siento.- me disculpé antes de contestar, a pesar de su cara.- ¿Hola?
- Pedro ¿Aun están en la entretenida exposición?.- mi hermana siempre tan sutíl.
- ¡Oh sí! ¡Aún!.- contesté con tono irónico de alegría.
- ¿Y tu acosadora personal? Ya hizo acto de presencia e insistencia.
- El teléfono salva.- intente darle a entender que me había liberado de ese gran detalle.
- Entonces me debes una grande. Necesito justo ahora un chofer.
- ¿Y eso por qué?.- Jessica me observaba, intentando acercarse a mí para escuchar mi conversación.- Que yo sepa mi amiguito anda de chofer del día.
Mi hermana Liz estaba actualmente como pareja de uno de mis grandes amigos. Si bien, en primer momento me había molestado la situación…luego de un año me había acostumbrado. Tenía que darle crédito a Stephen, era uno de mis pocos amigos que valían la pena en cuanto a relaciones estables y serias, y bueno…mi hermana había sido la afortunada. A pesar de sus cinco años de diferencia, Steph era un hombre dominado por una mujer que recién cumplía sus dieciocho años.
- Tu amiguito, es decir, mi amor anda de chofer mío.- detalló firme.- El chofer lo necesita otra amiga mía, tu sabes… Pero bueno si no puedes, yo podría pedirle a otro...- no la dejé concluir.
- Llevo a mamá a casa y en media hora estoy ahí.- dije olvidándome de la sombra a mi lado que bufó indignada.
- ¡Ese es mi hermano! Siempre dispuesto ayudar al prójimo.- río a mandíbula batiente.- Nos vemos en media hora.
Colgué el teléfono sonriendo como ****a. Sonrisa que se me acabó al mirar rostro tenso de mi no grata acompañante.
- Entonces es cierto.- comentó ácidamente.
- ¿Qué cosa?.- pregunte sin entender del todo su afirmación.
- Una amiga me comentó que te habían visto…digamos, acompañado la semana pasada.- la dejé continuar con su veneno.- Con esa chica que trabaja en el mismo bar que tu hermana, Jessica y tu amiguita.
- Jessica, no creo que tenga deber de darte explicaciones.- traté de no demostrar en forma evidente mi disgusto.- Pero para saciar tu curiosidad y que tus amigas puedan salir a divertirse y no estar como detectives privados a mi cargo ¡Si! Me vieron muy bien acompañado, se llama Kate.
- ¡No puedo creerlo!.- chilló indignada.- ¡¿Qué es lo que puedes ver en una ramera como esa?
- Primero, mide tus palabras porque por si lo olvidas mi hermana y dos de mis mejores amigas también trabajan allí y no son ningunas rameras.- dije calmadamente, pero con un tono de advertencia.- Y segundo, veo en ella lo que no encuentro en ninguna otra mujer
- ¡Me imagino! ¡¿Ya te acostaste con ella? ¡Porque supongo que lo que te fascina es la facilidad con la que pudiste encamarte con ella!.- gritó y no tuve tiempo de devolverle todo lo que quería decirle, pues su madre llegó a aplacar el escándalo de su hija
- Jessica por favor ¿Qué está pasando? Estás llamando las miradas de todo el mundo.- la tomó por el brazo y la jaló.
- ¡Es todo culpa de Pedro!.- siguió gritando y Margot me miró interrogante.
- Lo siento Margot, pero solamente estábamos hablando y ella se alteró. Lo único que puedo decirte es que no voy a permitir que Jessica insulte a mi hermana y a nadie importante para mí. Permiso.
Me aleje en busca de mi madre, escuchando los chillidos de Jessica y sintiendo las miradas de todos los presentes alternarse en mí y el espectáculo detrás de mí. Mi madre entendió mi mensaje sin siquiera emitirlo y se encaminó a la salida conmigo tras de ella. Pasé a casa para dejarla ahí luego de conversar todo lo ocurrido en el trayecto y contar con su apoyo por mi actitud y me dirigí al bar.
...
- Me gusta tu atuendo de los domingos ¡Muy lúdico!.- se burló Lucy de mi formalidad
- Graciosa.- nos saludamos y entramos.
- ¡Hey tu!.- me apuntó Jessica.- ¡La próxima vez que se les ocurra salir a emborracharse al quinteto de payasos, asegúrate de ponerle una mordaza a mi novio!.- amenazó.
- ¿Qué hizo ahora?.- pregunté divertido.- Yo lo dejé de pié en la puerta de su casa.
- Pues el muy ****a, tomó un taxi a pesar de su estado y fue a ¡mi casa!.- se señaló.- Pero eso no es lo malo ¡Lo horriblemente malo fue la serenata que me brindó a las seis de la mañana! Y no solo eso ¡El espectáculo que armó despertando a todos! ¡Llegó hasta la policía Pedro!
- Creo que Chad se equivocó de carrera, lo de él no son los bisturís; sino los micrófonos.- me reí ganándome un golpe en la nuca por parte de Jessica.
- Muy gracioso Alfonso.- empujó mi hombro al pasar por mi lado.- Pero te lo advierto, la próxima vez pagaran ustedes las consecuencias.- y salió del local
- Yo que tu me tomo enserio esa amenaza…es…mmm…ella ¡Es Jessica!.- rió Lucy.
La noche anterior habíamos salido por ocurrencia de Chad, como me había quejado desde que me había despertado. Michael, Steph, Fox, Chad y yo. Todos compañeros de Universidad, así como lo eran Jessica y Lucy, aunque con la última mi historia de amistad se remontaba a muchísimos años atrás.
Entramos donde estaban todos los demás terminando de ordenar por la noche anterior. Mi hermana como siempre pegaba a mi amigo, otras chicas guardando vasos y Kate, acomodando unas botellas. Lucy, me dio un pequeño codazo indicándome con su barbilla a la chica que desde hacia unos dos meses, estaba llamando poderosamente mi atención.
Mi hermana había entrado a trabajar como mesera a este bar para ahorrar dinero, según ella. Pero la verdad era que, apenas cumplió su mayoría de edad, buscaba cualquier excusa para aprovechar sus nuevos límites de libertad. Lucy, Jessica y Liz, se habían presentado juntas y el tipo, bastante listo las había dejado a las tres sin chistar. Listo, porque aunque se tratara de mi hermana pequeña, mis compañeras; mi mejor amiga y la novia de mi amigo, había que reconocer que eran bastante bonitas…aunque siempre las sacara de quicio diciéndoles que eran "mujeres promedio."
Kate, era compañera de trabajo de las chicas y por medio de ellas la había conocido. Era secreto a voces que ella y yo nos gustábamos, pero hacia una semana recién que me había atrevido a invitarla…en una especie de cita. Morena, ojos pardos, alta y de contextura delgada. Estudiaba Educación Preescolar en otra universidad y trabajaba para apañar gastos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario