viernes, 26 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 38

Las despedidas fueron menos agridulces de lo que pensé primeramente que serían. Había un sentimiento de esperanza enorme. Y rogaba a Dios que todo saliera bien. Que esta vez, así mismo como en los cuentos de princesas, la mía tuviera su final feliz.
- ¿Dónde vamos Paula?.- preguntó mi bebé que iba feliz sentada en mis piernas.
- Tengo que ir hacer unos trámites mi amor.-
- ¿Paula?.- susurró Hector para que me acercara a él.- ¿No crees que primero deberías hablar tu con el?.- musito bajo.- Digo. Antes de ver a su supuesta primogénita.
Bajamos del taxi. Mi cuerpo aun sentía molestias por el viaje. Además unido a mi resfrío no sanado al ciento por ciento ¡Me sentía fatal! Pero eso no menguaba mi ansiedad y más aun mi nerviosismo. Miré el Hospital frente a mi en forma detenida. Me parecía mentira que por fin, la solución estuviera a unos pasos de mí… Sin embargo, el miedo comenzó a corroer mi cuerpo ¿Y si la mujer había mentido? ¿Si el no era nadie? O peor aun… ¿ÉL querría hacerse caso de mi pequeña?.
¿Me alejaría de ella?.
Sí, esa pregunta rondaba mi cabeza a cada instante. Al entregarla a su verdadero padre, al menos, pensaba en tener una mínima posibilidad de verla. Aunque fuera una vez cada año… No así en un Orfanato. Ahí, perdería toda esperanza… Quizás era ilusa, pero mi única razón…era la Fé…
- ¿Po`qué estamos en el hospital?.- curioseo mi pequeña mirando asustada el lugar.
- Tranquila bebé. Yo soy la que tengo que venir.- abrió sus hermosos ojos atónita.
- ¿Todavía estas enfedmita Paula?.- se aferró a mi.- ¿Te sientes mal?.
- No mi amor.- la tomé en brazos.- Mi hermanita está aquí…Y…- preferí reservarme cualquier otro comentario.-…Tengo que venir a verla. Tú te quedarás con Hector ¿Bien?
- Bien.- bajo de mis brazos y corrió donde Hector.
- Deséame suerte.- le pedí a Hector. Él sólo elevó sus pulgares y sonrió infundiéndome valor.
Cada paso que daba, sentía como si las piernas me fueran a fallar. No sabía muy bien como abordaría el tema. Tampoco había querido llamar a Vanessa, pues su respuesta hubiese sido clara "No hagas nada". Y yo no podía dejar de actuar. No ahora que veía la posibilidad de que mi pequeña por fin tuviera a alguien que le diera un futuro mejor.
Cuando estuve frente a la habitación de Helena, mi cuerpo se estremeció ¡Era ahora o nunca!
Abrí la puerta y mi respiración pasó de errática a jadeante. Junto a mi madre, un hombre alto y musculoso, vestido con una bata infantil y nariz de payaso hablaba animadamente. Me acerqué sin que notaran mi presencia. Me dediqué a observarlo, pero no veía ninguna similitud con mi Lulu… Sus ojos de un momento a otro se posaron en mí.
- Buenas.- saludó cortésmente.
- ¡Oh Paula! Doctor, ella es mi hija mayor ¿Cuándo haz llegado?.- siguió mi madre parloteando, pero mi vista estaba clavada en el hombre frente a mí.
- Hace unos minutos.- contesté ausente.- Paula Chaves- extendí mi mano hacia él.- ¿Usted es…?.- dejé inconclusa mi frase. Y comencé a sentir el martilleo de mis latidos en mis oídos
- Cameron. Soy el Doctor Elliot Cameron.- saludó, y mi mano que antes era estrechada por él cayó sin vida a mi lado.
- ¿Cameron?.- repetí entre desanimada y atolondrada.- ¿No es usted McCarty?.- mi madre soltó unas risitas y el hombre me miró enarcando una ceja.
- McCarty es residente.- explicó.- El solamente es observador en estos momentos.- hizo un además.- Permiso.- y se retiró.
- Así que…el Doctor McCarty ¿Eh?.- consultó mi madre con risitas tontas.
- No es lo que te imaginas.- dije al fin, saliendo de mi trance y decepción.
- Lo que digas.- rodé los ojos por su actitud.- ¿Cómo está la pequeña?.- inquirí acercándome a la cama donde descansaba Helena.
- Está de alta. Nos la podemos llevar hoy mismo.- asentí.
Minutos más tarde hizo su ingreso Chris. Mi madre y hermana estaban listas para abandonar el hospital. Y yo intentaba mostrar mi mejor sonrisa, pero lo cierto era que lo menos que recorría en mí en este momento, era felicidad. Caminé tras ellos por el pasillo. Miraba a todos lados ¡Como si supiera exactamente quien era él!
Caminaba tan absorta por los pasillos, que cuando observé delante de mí. Chris, mi madre y Helena no estaban en mi campo de visión. Giré mi cabeza hacia todos lados y sin resultados, salí disparada por una puerta… Dando de lleno contra una pared. O al menos eso creí.
- Lo siento. No te ví.- se disculpó la pared con patas.
- No te preocupes.- respondí acariciando mi brazo.- Iba distraída.
- Deberías fijarte.- comentó. Y lo miré con mi mejor cara de odio. Lo que hizo aparecer una enorme sonrisa en mi contrincante.- ¡Ey! Podría haberte matado. Soy un oso, en comparación contigo.- rió. En cambio yo no encontré nada divertido en su comentario.
- Lo que digas.- masculle entre dientes.- Permiso.
- Adelante.- hizo una reverencia con su brazo. Puse mis ojos en blanco y seguí mi camino. Más no avancé mucho…

- ¡Chad!.- al oír ese rugido tras de mi, me voltee en automático.
Una chica rubia, de aspecto que dejaría a la Miss Universo con la boca abierta. Estaba regañando al hombre…¿Con el que había chocado? ¡Oh Dios mío! ¡Era él! Destrabé mis pies de la tierra y aunque sabía que me sacarían a patadas de este recinto por correr como una loca de remate por el pasillo, lo hice.
- ¡Ey, tú!.- le grité cuando estuve casi a su alcance.
- ¿Yo?.- se indicó cuando volteó a mi grito.- Pero si eres la chica esquelética que casi maté. Mira bebé, era ella.- bufé por su comentario. No obstante, lo que me traía a él era más importante que pelear por mi apariencia.
- ¡Tú…!.- lo volví apuntar cuando llegué a su lado. Más el aire no llegaba a mis pulmones.
- ¿Quién eres?.- cuestionó la rubia. Inspiré fuerte y hablé.
- Soy Paula Chaves.- dirigí mi mirada al chico.- ¿Te llamas Chad?.
- Eh…¿Sí?.- estaba con una duda ¿Era él o yo, la que tenía dudas sobre su identidad?.
Lo miré con una cela alzada. Y él parecía tener un debate interno, pues alternaba su fijación entre la rubia y yo. La que a su vez me estaba taladrando con esos ojos azules, tan parecidos a mi bebé ¡Mi bebé!
- Eres Chad McCarty ¿Si o No?.- cuestioné acuciante.
- ¡Claro que es Chad McCarty! ¡¿Quién eres tú?.- bramó la rubia hacia mí.
- ¡Oh!.- jadee de la emoción ¡Era él! ¡Dios! ¡Era él!.- ¡Te encontré!.- chillé, atrayendo miradas de todos lados.
- ¡¿Qué?.- gritaron al unísono la rubia y el papá de mi bebé.
- ¡Eres tú!.- seguí con mis expresiones exasperantes para los demás. Sin embargo, yo estaba que no cabía más de felicidad.
Por la emoción reinante que me embargaba. No pensé en mis acciones. Y de un momento a otro estaba colgada-literalmente-del cuello del chico….Y al otro, saludaba el frío piso del Hospital con mis partes bajas. Miré hacia arriba y la asesina ojeada que me brindaba la rubia, me dejó en claro que gracias a ella estaba sentada en el piso.
- ¡¿Qué **** te pasa?.- me gritó acercándose a mí.
- Bebe. Tranquila.- susurró el chico, tomándola por la cintura.- ¡Ouch!.- se quejó de pronto y llevó sus manos a su estómago. La chica le había propinado un contundente golpe.
- ¡No me digas lo que tengo que hacer!.- le increpó.- ¡Y ahora explícame! ¡¿Quién jodidos es esta?.- preguntó encolerizada apuntándome.
- ¡No lo sé!.- le respondió el, con tono desesperado. Me miró perdido en serie- ¿Quién eres? Bueno, sé que eres la chica que casi maté. Pero no tienes que agradecerlo tanto.- decía, mientras seguía acariciando su estómago.
Decidí que era tiempo de intervenir. Al parecer las cosas estaban yéndose por otros caminos. Me levanté con toda la dignidad que tenía y bajo todas las miradas curiosas que se apostaban a nuestro alrededor.
- No soy nada de él y tampoco estoy agradeciendo la salvación de una supuesta casi muerte.- rodé mis ojos. Y me puse seria.- He viajado hasta aquí porque necesito hablar contigo.- lo señale. Y antes que me interrumpieran, hablé nuevamente.- Tengo noticias que darte. Y también debo preguntarte cosas…Sobre Victoria Harrison.
Y esa fue mi respuesta sin palabras de su parte. Su cara pasó de una confusión total a una pequeña fracción de pensamiento absoluto. Para luego observarme con el rostro inyectado en terror… ¡Conocía a Victoria! ¡Sabía de la bruja!… Y estaba completamente segura, que se conocían mucho más de lo que imaginaba… Y muchísimo más, de lo que le gustaría a la rubia. Y lo que a él, le gustaría que ella supiera… ¡Era él!

3 comentarios:

  1. Wowwwwwwwwww, te lo ruego Naty!!!!!!!!!!!! Subí el siguiente cap x favor!!!!!!!!!!!! Espectaculares los caps de hoy. Sólo x hoy te lo pido, te lo suplico, te lo ruego

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  2. Muy buenos capítulos! será él el verdadero padre o le habrán mentido!

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