martes, 16 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 12

- Pedro debes levantarte.- escuché a lo lejos la familiar voz de mi madre
Gemí intentando encontrar mi voz en algún recóndito lugar donde haya quedado la noche anterior. De sólo recordarlo, se me partía la cabeza ¡Maldito Chad! Juro nunca más hacerle caso cuando diga que sólo será una copa y nada más. Y todo por celebrar que comenzaríamos con las dichosas "Prácticas Profesionales."
- ¿Qué hora es?.- dije con la voz amortiguada por la almohada.
- Te saludaría con buenos días, pero teniendo en cuenta que ya estamos por tomar el té de la tarde, debo decirte "Buenas tardes", son exactamente las cinco con treinta y siete minutos de un maravilloso día domingo.
Giré a mi costado para ver a una risueña Sarah en posición de enfado con sus manos en las caderas y moviendo graciosamente su pié.
- Buenas tardes hermosa mujer que me haz traído al mundo.- la saludé meloso.
- No uses tus artes de chantaje conmigo jovencito ¿Recuerdas haberme prometido que me acompañarías a la galería de arte de Margot?.- exactamente eso era lo que quería evitar, pero por lo visto mi madre era persistente
Puse en práctica mi último recurso de supervivencia
- ¿No podría mi querida hermanita suplir mi ausencia?.- amplié mi sonrisa hacia ella
- Tu querida hermanita ha estado más de una hora alistándose en el baño, para salir con su novio y luego debe ir a su trabajo por un rato.- apuntó
- ¡Ves! Te dije que no era buena idea dejarla pololear tan inmadura.
- ¿Quién es la inmadura?.- se escuchó una voz familiar tras mi madre
- Tu hermano te nombra a tí
- ¡Liz!.- canturrié.- ¿Quieres ganarte el doble de tu mesada este mes?.
- ¿Quién será el benefactor?.- entrecerró los ojos
- Tu precioso hermano ¡Por supuesto!
- ¡Pff! Olvídalo. Gano el doble de tu mesada en mi trabajo como mesera.- se rió de mi intento de soborno
- Bien Pedro. En vista que tu lado chantajeador y sobornador es realmente patético ¡Levántate!.- exigió mi madre con cara de maldad a cuestas
- ¿Y si no quiero?.- en el momento que dije eso, me arrepentí.
- ¡Lo pagarás!.- gritaron las dos al unísono
Un minuto después tenía a dos mujeres realmente expertas en el arte de las cosquillas encima de mí y sin darme tregua. Mientras Liz atacaba mis pies, mi madre muy obediente a las órdenes de mi hermana estaba totalmente concentrada en mi estómago y cuello. Entre lo que podía abrir mis ojos de tanto reírme, vi al único que faltaba para el cuadro perfecto de "ahoguemos a Will con cosquillas", mi padre
- ¡Hey! ¿Qué le hacen a mi futuro colega?.- gritó desde la puerta.
- Haciéndolo pagar por sus errores.- contestó mi hermana.
- ¡M-me…rindo! ¡Me rindo!.- dije ahogado de tanto reírme.
- ¿Prometes cumplir tus promesas de ahora en adelante?.- hizo de jueza mi madre.
- Está bien, está bien ¡Lo prometo!.- admití al verlas listas para otra ronda de cosquillas
- ¿A qué te están obligando ahora?.- preguntó divertido mi padre.
- Debo ir a la exposición de arte de Margot.- hice una mueca al recordar mas que nada a su hija.
- ¡Oh! ¡Jessica en acción nuevamente!.- rió mi padre.
- Exacto.- contesté poniéndome de pié.
- No te preocupes. No te dejaré ni un solo minuto expuesto a la cacería de esa tigresa.- todos reían con mi madre, lo cierto era que mi suplicio era máximo.
- Quisiera saber, ya que han levantado al segundo hombre al mando de esta casa ¿Qué hará el primero que no te acompaña él?.- miré divertido como mi papá hacia muecas.
- Tu padre esta en una labor de limpieza total de la parte externa de la casa ¿Si quieres pueden intercambiar roles?.- nos dio la opción mi madre.
- ¡No!.- gritamos los dos al tiempo que mi padre corría escaleras abajo y yo me metía a la ducha veloz.

Llegamos a la exposición. Mi madre preciosa como siempre enfundada en un elegante vestido verde y yo con la pinta de un pingüino con corbata. Nos comenzamos a adentrar a la galería cuando de improviso mi madre me atajó y comenzó la misma infructuosa labor desde que tenía memoria de infante ¡Intentar peinar mi cabello! ¡Imposible!
- ¡Por Dios hijo tu pelo parece cualquier cosa!.- exclamó vencida como siempre.
- ¿Y en 23 años no te habías dado cuenta de este detalle?.- dije divertido.
- En fin, así y todo eres un bombón. Jessica ya ha divisado el objetivo.
Miré en la dirección que apuntaba con disimulo y en efecto, la señorita "mírenme soy una diosa" estaba acercándose con verdaderos pasos felinos hacia nuestro lugar, claramente tratando de parecer sexy ¡Intento fallido! Me parecía más un caballito recién nacido que otra cosa.
- ¡Tía Sarah!.- se colgó a mi madre.- ¡Que gusto tenerla acá!.- chilló.
- El gusto es nuestro Jessica ¡Tu madre cada vez se perfecciona más!
- ¡Es de familia, tía querida!.- en un disimulado movimiento nos dimos una significativa mirada con mi madre.- ¡Pepe! ¡Estás muy apuesto esta noche!
Ok, aquí vamos. Obviamente tenía que responderle el cumplido, pero ¿Cómo hacerlo si parecía un verdadero espárrago con disfraz de repollo y encima verde? Mi madre tuvo que haber adivinado mis pensamientos, porque con recato me dio un pequeño apretón en el brazo que tenía tomado.
- Gracias Jessica.- asentí en su dirección.- Tu también te ves…muy bien.- terminé viendo como su cara se incendiaba y pestañeaba cual le hubiera caído una basura en el ojo.
- Tu siempre tan caballero, precioso.- mi guiñó un ojo.- ¡Tendré un brindis reservado para tí!
- Bueno, permiso querida. Iremos a ver el trabajo de tu madre.- se disculpó educadamente mi mamá y estuve a punto de bailarle en agradecimiento.
Jessica Stanley había sido compañera mía en secundaria y de ahí nuestras madres habían desarrollado una fuerte amistad. Claro que su madre, era muy distinta a su hija, era mucho más centrada e inteligente que ella. No había recuerdo en mi mente, en que no estuviera Jessica tratando de conquistarme en base a nada sutiles galanteos, piropos y técnicas de seducción o al menos eso creía ella. Lo cierto era que en un comienzo me parecía divertido; pero avanzado el tiempo era fastidioso.
No podía negar que era una chica bastante bonita, hoy solamente su atuendo no le hacía compañía, pero más hermosa aún era una combinación entre sus labios cerrados y sus ojos lejos de mí.

4 comentarios:

  1. No paré de llorar con el cap 11 Naty, pobrecita Lulu. Me encantó la aparición de Pedro, muy divertido todo jajaja.

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  2. Muy buenos capítulos! apareció Pedro! Ahora a esperar el momento en que crucen sus caminos!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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