sábado, 27 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 39

Retumbé, junto a las murallas de la pequeña oficina. Luego del portazo ensordecedor que la rubia, Jessica como sabía se llamaba, había dado. Miré al tal Chad, y su rostro no ayudaba en nada a componer mi estado de nervios en colapso. Si él, que era su novio le temía. No quería saber lo que esperaba para mí ¡Lulu! Ese hermoso apodo me repetí una y otra vez, para darme valor ante los chispeantes ojos azules de la rubia chica.
- Empiecen. A. Hablar. Ya.- pronunció todas y cada una de las palabras con rabia.
- Bebé…- se adelantó el grandulón.
- ¡Bebé una ****, Chad!.- gritó la chica y luego se giró a mí. Temblé.- ¿Quién es la tal Victoria? ¿Y que tiene que ver este soquete con ella?.
- Bueno…- su fúrica mirada me hizo intentar hilar bien mis ideas.- Ella… No sé la relación con él.- indiqué a Chad.- Tengo sólo una vaga información y por eso estoy aquí.
- Yo…yo creo que esto es un error.- comenzó a asentir con efusividad el chico.
- Chad.- Jessica siseó su nombre.- Si quieres seguir usando tu amiguito de ahí abajo.- apuntó su entrepierna.- Es mejor que empieces a hablar, desde ahora.
Si me hubiesen dado a elegir el lugar en el que me gustaría estar en este momento. Hubiera seguido en el mío. El tal Chad, estaba sudando frío y lo único que podía oír, era el paso de saliva en su garganta. Miré a la rubia, quien tenía sus brazos en jarra, y golpeaba rítmicamente con su fino zapato en el frío suelo.
- La…la conocimos hace años…- comenzó el chico.- Cuando…hicimos ese viaje a Washington, para celebrar el paso a nuestro segundo año de Universidad.
- El viaje en el que fuiste tú y los otros cuatro ****as. Ese viaje que hiciste cuando nosotros recién estábamos comenzando una relación.
¡Oh. ****! Ahora sí que podía ver la cabeza del chico rodando a mis pies.
- Algo así.- musitó.- Jess, no estábamos comenzando nada. Tú aun no terminabas con el otro ****a.- sacó la voz
- ¡Perfecto! Escúdate en todo para lanzarme la bomba ¿Qué pasó con esa mujer? ¿Y quien es?.
- Una chica que atendía un café...- afirmó a.clarando su garganta.- …Y bailaba.
- ¡Una Stripers!.- le corrigió Jessica.
- Algo así…- murmuró Chad.
- ¡Y te acostaste con ella!.- le increpó.
- A-algo…así…- admitió Chad.
- ¡Deja de decir algo así!.- rugió la chica. Se volteó nuevamente hacia mí. Tragué en seco.- ¡Ahora quiero que tu me expliques el resto!.- me apuntó.
- Yo…- ****, aterrada era quedarse corto.- Victoria está presa. La han acusado de múltiples cargos y por lo que sé…pasará varios años en la cárcel. Aunque…quizás no…- recordé lo dicho por el abogado amigo de Ben.
- ¡No me digas que tienes que ver también en eso Chad McCarty!.-.
- ¡No!.- se defendió Chad con un grito.- Te juro bebé que nunca más la ví. Nunca más. Tienes que creerme.
- ¡Chad. Cállate!.- no tuvo que repetirlo dos veces. Parecía un perrito amaestrado.- Si él dice que no tiene nada que ver. Y por el bien de su hombría, espero esté diciendo la verdad.- quise reírme al ver al chico tapar sus partes.- ¿Qué tiene que ver esa mujer con que tú estés aquí?
Un, dos, tres. Era ahora o nunca. Así terminara sin un cabello castaño en mi cabeza. Tenía que soltar la bomba en este momento.
- Victoria tiene una hija de cuatro años.- solté de sopetón.- Una hija…que no tiene un padre. Y que…hipotéticamente serías tú.- indiqué al chico que estaba cada vez más pálido.
- ¡Santa ****!.- exclamó atónito.
- ¡¿Qué?.- bramó la rubia.- ¡¿Tienes una hija?.
- ¡No! O sea, ¿Si?.- me preguntó a mí.- Es decir, algo así.
No terminó de volver a repetir la tonadita del "algo así" cuando un libro, bastante grueso, fue a parar directamente a su muy gran cabeza.
- ¡Ouch!.- se quejó del no envidiado dolor.
- ¡Como es que tienes una hija y no me lo habías dicho! ¡Y no vuelvas a pronunciar el algo así!.
- Jess. Bebé. Tranquila.- pidió aun sobando su cabeza.- Chica.- se dirigió a mí.- ¿Cómo puedes estar segura que esa hija o hijo es mío?.
- Por eso estoy aquí.- inspiré hondo.- Yo trabajé en esa casa un par de meses. Esa mujer, no tiene el derecho a llamarse madre. La niña pasa la mayor parte del tiempo sola y la bruja esa, no se preocupa en nada de ella.- expliqué.- Fue detenida por diversos delitos, incluso la prostitución infantil…No quiero que mi pequeña siga en ese mundo… Por eso busqué por todos lados a su papá… Una amiga de Victoria te nombró. Y por eso estoy aquí.
- ¡Dios. Santo. Chad! ¡¿Con qué clase de mujer te revolcaste?.- sermoneó la chica.
- Jess. Fue un momento de… debilidad.- se excusó.- No iba a acostarme con ella para casarme.
- Por lo que sé. Ella tenía una idea muy distinta de eso…- dije contradiciendo sus palabras.- Creo… que ella, lo que quería…era retenerte.
- ¿Y como nunca te buscó?.
- No tenía mayores referencias mías….- indicó. Y nos observó a ambas como sopesando sus próximas palabras.- Además que…
- ¿Además qué…?.- hablamos las dos al mismo tiempo. Apremiándolo a que continuara
- Hay un detallito…- acentuó sus palabras gesticulando con sus dedos algo pequeño
- Empieza a relatar ese detallito.- ironizó Jessica
- Quizás…yo…no…- inspiró y expiró fuerte.- Quizás yo no sea el padre de esa niña
Sentí el crujir de mi mandíbula y mi corazón ¿Cómo era eso? ¿Es que acaso mi pequeña no podría tener un poquito de paz? Yo venía con la idea de dejarla en manos de alguien que pudiera sacarla de la basura en la que esa mujer la tenía ¿Y ahora él salía con eso? Me dejé caer en la silla tras de mi. Las fuerzas se me estaban comenzando a agotar, y no podía hacerlo. Ella dependía de mí…
- No te derrotes.- me enfiló Jessica con voz dura.- Creo saber más de lo que me gustaría de todo ese gran detallito que este ****a está nombrando.- caminó como una fiera hasta posarse frente a Chad.- ¿Acaso me equivoco?
- N-no… s-se…- Chad se encogió como un capullo en su lugar
- ¡Oh. No! ¡Claro que sabes a lo que me refiero!.- rió de forma siniestra.- ¿Alfonso y los otros ****a tienen algo que ver con el detallito?
- Alg…- al parecer entendió no volver a repetir esa frase.- Sip. Fox y Sthepen no.- contestó como un niño regañado
- ¡Me imaginaba! Tienes diez minutos para hablar con el director y buscar alguna excusa para ausentarnos por unos días del trabajo.- Chad iba a replicar, pero la mano de ella lo paró.- Iremos juntos. Y por Dios Santo que si esa niña llega a ser de uno de ustedes tres… ¡Que Dios los ampare! ¡Porque serán los únicos hijos que engendraran!
De no haber estado atenta a todos los movimientos de Chad. Hubiera estado segura que un tornado había atravesado la habitación, pero no… era Chad, que había salido como un vendaval de la oficina. Jessica se quedó de pié mirando hacia donde había desaparecido Chad. De pronto se volteó hacia mí y quise enterrarme en la silla o salir al estilo Chad…sin embargo, su semblante de a poco se suavizó
- ¿Cómo se llama la niña?.- su voz ya no era filosa
- Lourdes. Tiene cuatro años recién cumplidos y es un amor de personita..- no pude evitar detallar a mi bebé.
- Aunque todo esto esté tan revuelto. De verdad espero que uno de las figuras estrellas de mis amigos sea el padre.- anunció para mi sorpresa.- ¡Vamos! ¡No soy una bruja!.- garantizó ante mi mirada, supongo yo.- Seré Pediatra en un tiempo no muy lejano. Y ningún niño, se merece tener una madre como ella. Según lo que haz dicho.
- Me…me alegro que pienses así…- agradecí.- Yo…también quiero un futuro mejor para ella.- asintió a mis palabras.
- ¿Dónde está ella ahora?.- la miré de reojo. No sabía si avalaría mi actuar, esperaba que sí.

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