sábado, 13 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 5

Áng  y su novio Ben siempre me molestaban respecto a mi vida sentimental, que se resumía a un novio en Forks donde actualmente vivía mi padre y un intento de novio fracasado aquí en Washington, Eric.
- Es una larga historia amiga.- respondí con un gran suspiró.- Pero resumiéndola soy su nueva niñera, desde ayer.- mi amiga abrió los ojos y la boca desmesuradamente
- ¿Y tan rápido te haz ganado la confianza de tu jefa pasa sacarla a donde quieras?.- ¡Si supieras! pensé
- Te lo contaré todo en otra ocasión Áng.-
Miré a Lourdes, dándole a entender que delante de ella no podía ser y mi amiga entendió dándome un asentimiento breve. Me quedé más tiempo del necesario observando como Lourdes recorría los escaparates de dulces y recordé lo que le había prometido la noche anterior un cocholate, como ella lograba pronunciar.
- ¿Qué chocolate quieres Lulu?.- me agaché a su altura
- Mmmm…- miró todos los que se encontraban ahí indecisa.- Quiedo ese Paula.- indicó uno con un gran trencito en frente
- Dame ese chocolate Áng.- pedí mientras veía como los ojitos de Lulu brillaban de emoción
- Un chocolate para Lulu.- le pasó mi amiga, a la vez que yo le pagaba por él.- ¡Oh, no Paula! Este será un regalo mío a tan preciosa señorita
- Gacias.- contestamos al unísono mi damita de compañía y yo
- ¿Paula?.- llamó bajito mi amiga y me acerqué a ella.- ¿Es mi idea o ella no come regularmente dulces?.- entendí su punto al mirar con el afán que Lulu rompía el envoltorio y los ruiditos placenteros que emitía al saborearlo
- No es tu idea amiga.- contesté bajito.- Lo conversaremos mas largo otro día, pero lo único que puedo decirte es que tu vida y la mía juntas, son un pequeño aviso comercial en comparación con lo que se vive en esa casa y eso que llevo solo dos días ahí
Compramos todo y nos fuimos nuevamente a mi departamento. Lulu se tendió en el sofá junto a su chocolate, mientras yo preparaba todo para almorzar unas ricas pastas con salsa blanca. Agradecía todos los días que mi madre me hubiera preparado bien en el arte de la cocina.
Luego de nuestro abundante almuerzo y que fue elogiado por mi pequeña infinidad de veces, y más tarde, prometerle a lo menos tres veces que vendríamos más seguido a mi casa…nos pusimos en marcha nuevamente. Hicimos una pequeña parada donde Ángela para informarle mi paradero en cualquier caso y comprar algunos comestibles para darle un poco de vida a esa pobre despensa y nevera.
- ¿Paula?.- tiró de mi mano Lulu para captar mi atención
- Dime corazón.
- ¿Podemos pasad allí?.- indicó con su dedito unos juegos infantiles
- ¿Quieres que juguemos allí?
- ¿Vas a jugad conmigo?.- preguntó con la ilusión pintada
- Claro ¡Vamos!
Puse mi bolso cruzado, la tomé más firme y como si fuéramos dos niñas pequeñas corrimos dando saltos y riendo a los juegos.
- ¡Ven Lulu!.- la alenté a subir al pequeño tobogán
- Me da miedo Paula.- la verdad era que a mí igual, pero lo encerré en el fondo de mi cabeza
- No tienes nada que temer. Yo te tomaré. Nos subiremos juntas
- Oki doki.
Se acercó despacio hasta mí, la tomé por la cintura y la hice subir primero. Llegadas arriba la senté entre mis piernas. Ella se aferraba con sus pequeñas manitos a mis piernas como una gatita
- ¿Lista?.- pregunté antes de lanzarnos
- ¡Si!.- su grito de júbilo estaba entre la adrenalina y el temor
- Aquí vamos.-
Me tomé de las barandillas y nos impulsé
- ¡Woooow!.- exclamamos las dos al deslizarnos
- ¡Ota ve Paula! ¡Ota ve!.- gritaba Lulu feliz.
Repetimos la acción hasta cansarnos del tobogán. Pasamos por los columpios y la diversidad de juegos que había. Cuando el sol nos anunció que estaba por irse a dormir como dijo Lulu, fue nuestro momento de irnos a casa.
Para cuando llegamos, tuve que cargar a una cansada y dormilona señorita que con el viaje había sucumbido a los brazos de Morfeo. El chofer se apiadó de mí y me ayudó a cargar las bolsas de comida, muñeca y bolso de ropa.
Una vez dentro de la casa me dirigí al cuarto de Lourdes, donde la recosté después de cambiarla. Bajé a prepararle un tazón de leche y volví con ella. Se tomó su leche entre dormida y despierta, para cuando terminó sus ojos ya estaban cerrados nuevamente. La arropé y me dispuse a salir
- ¿Paula?.- llamó en un susurro
- ¿Si?.- me acerqué hasta sentarme junto a ella
- Dueme comigo.- palmeó con su manita el espacio vacío en su cama. Sonreí
- Claro corazón. Voy abajo y vuelvo.- ella asintió con sus ojitos cerrados
- ¿Paula?.- volvió a hablar mientras yo la observaba
- Estoy aquí.- pasé mi mano por su mejilla sonrosada
- Siempe. Te quieo Paula.- le dió un beso a mi mano y se acurrucó
La miré y sonreí con tristeza. Ella se había encariñado conmigo en dos días y todo porque estaba segura que había dedicado más tiempo que su madre en estos cuatro años de su corta vida. Dándole un gran beso en su frente, bajé a la cocina…sin embargo al llegar al primer escalón una luz parpadeante de tono rojo en el aparato telefónico me hizo detener mi paso.
Me acerqué y pulsé el botón que indicaba el parpadeo.

"Sra. Victoria, he llamado para saber como está Lourdes y para el pago de mi finiquito. Volveré a intentarlo mañana. María"

Una misma luz parpadeante se encendió en mi cabeza y me incliné a la pantalla del teléfono el cual mostraba un número de teléfono móvil. Tomé una hoja y lápiz y anoté el dato, podría por fin obtener más información de todo este embrollo familiar. De pronto un pitido la hizo saltar…

4 comentarios:

  1. Geniales los 3 caps Naty!!!!!!!!!! Me encanta esta historia.Gracias x subir 3 jaja

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  2. Gracias Naty.. me encanta esta historia !!

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  3. Muy buenos capítulos! es muy triste la vida de esa nena, está tan solita!

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