martes, 30 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 49

- Gracias peque.- le devolví apretando su diminuta nariz, cosa que a ella igual le desagradaba. Pero esta vez frunció la nariz y sonrió.
El único que no decía nada era mi padre. Aun estaba de pié en el mismo lugar que se había mantenido por toda la conversación. Mi madre y Liz, quedaron expectantes igual que yo… Nos miró un segundo y se volteó a mirar a la calle… Mentiría, si dijera que quise ponerme a llorar como un mariquita. Era mi padre y esperaba realmente, que fuese el primero y quizás único en no juzgarme…
- Así que soy abuelo….- susurró sin girarse y los tres nos miramos sin entender.- Bien. Creo que es algo que no me esperaba…- por fin su mirada se dirigió a mí.- Pero es algo que comenzaré aprovechar.- si Chad me hubiera visto, sería su chiste diario. Corrí los pocos pasos que nos separaban y lo abracé como cuando lo hacía de niño.
- Gracias papá.- dije de corazón.
- Pedro.- pidió mi atención.- No podemos venirnos a vivir acá ¿Entiendes?.- asentí.- Pero cada dos semanas estaremos viniendo. Por lo pronto, buscaremos una casa donde puedan cambiarse, si es que todos deciden irse.
- ¿Una casa? Pero-.- me cortó.
- Tienes una hija de cuatro años, que estoy seguro apreciará mucho más tener una casa con jardín para poder jugar, que pasar en una selva de cemento como es este departamento.
- Lo entiendo papá, pero no creo que alcance a pagar algo decente y no quiero-.- volvió a cortarme.
- Las cosas serán de esta manera. Y no quiero discusión alguna.- advirtió.- Hoy mismo buscaré una casa donde puedas irte con ella y los demás si así lo desean. Ellos seguirán pagando la misma parte que hacen aquí, no sería justo que tuvieran que aumentar sus gastos…- espero a que yo afirmara para proseguir, así que lo hice.- Muy bien. Seguirás con todos tus deberes y yo contrataré alguna persona para el cuidado de mi nieta.
- ¿Y la niña que dice Pedro ha estado al cuidado de la peque?.- interrumpió Liz, haciendo que la alusión de ella me diera un vuelco en el estómago.
- ¿Qué dices Pedro? ¿Ella estará de acuerdo para seguir al cuidado de Lourdes?
- Hijo, creo que es tu mejor aliada en estos momentos, y que no se malinterprete mi comentario. No quiero decir que por interés de librarte de responsabilidades con la niña, ella te sirva. Sino que me refiero a que, es ella quien ha estado todo este tiempo con la pequeña, y deben haber creado un lazo fuerte..
- Lo han hecho.- afirmé sonriendo
- Entonces hablaremos con ella.- sentenció mi padre.- Yo te guiaré y me reuniré con la abogada que me haz dicho para agilizar trámites y asuntos legales. Voy ayudarte en todo, para que termines en unos meses más tu carrera y puedas hacerte cargo desde ese momento tú. Lo único que tengo claro y espero que tu también, es que esa mujer con la que tuviste ese lío, quede totalmente fuera de la vida de la niña..
- También lo quiero así.- corroboré sus intenciones
- Y yo lo único que quiero ahora, es conocer a esa pequeñita.- chilló mi madre y aplaudió como si fuera de la edad de Lulu.
- Yo igual. Pedro ¿A quien se parece?.- inquirió mi hermana.
- Es una copia en miniatura tuya.- indiqué, para escucharla gritar y saltar ¡Mujeres!.

- Entonces… ¡Es preciosa!.- dijo simplemente y corrió puertas afuera…
- ¿Pod qué me tengo que poned esto?.- refunfuñó nuevamente mi bebé.
- Ya te lo dije bebé.- me agaché a su altura.- Porque vienen unas personitas importantes a conocerte.-
- Paula, con vestidos no puedo jugad con Tiged y sus autos.- así que por eso era el alboroto.
- Ok. Hagamos un trato. Te portas bien y no arrugas más ese botoncito.- toqué con mi dedo su naricita.- Y cuando ellos se vayan, te visto rápido con pantalones ¿Qué dices?.
- ¡Oki doki!.- alzó su pequeño puño al aire.
- ¿Quién está tan contenta por aquí?.- preguntó Vanessa entrando a la habitación.
- Yo tía Val, podque después voy a id con mi amigo Tiged pod los autitos.- y ronroneó figurando con su mano como guiando un auto.
- ¿Los padres de Pedro ya llegaron?.- preguntó Vanessa luego de mirar como Lulu volvía a alegar por lo bajo con su vestido.
- Me avisó que en media hora más estarían acá.- informé.
- Bien. Necesito hablar con él, me he comunicado finalmente con Samantha Wilson. Una mujer asquerosamente desagradable, así que nuestra conversación no se ha distinguido por ser amistosa.- se encogió de hombros simulando no entender el por qué.
- ¡Ew! ¿Tan malo?.- fingí terror en mi rostro.
- Gritarse por más de una hora ¿Es malo?.- asentí.- O bien, entonces ha sido pésimo, porque fueron dos.- sonrió ampliamente.- Al parecer sus intenciones distaban mucho de ser solamente por el bienestar de la niña. Y debo agradecer que seas terca y no me hayas escuchado cuando te pedía que la trajeras de vuelta.- fue mi turno de sonreír mientras ella se alejaba.
- Le diré a Pedro que vaya a verte.- me guiñó en señal de acuerdo y salió.
Durante la media hora que esperé a que Pedro con sus padres llegaran a conocer a mi bebé, tuve que mantener mis manos y mis ojos encima de mi preciosa princesa… Al parecer estaba adoptando mis costumbres, y comenzaba a odiar de verdad los vestidos y los peinados elaborados….
Me quedé observándola mientras la sostenía en mis piernas y veíamos sus dibujos animados… No podía decir si sus movimientos eran concientes o no, pero si sabía que nuestra conexión era tal, que siempre cuando estábamos unidas, la mano de cada una reposaba en la mejilla de la otra… Incluso dormidas, era igual. A un mínimo cambio de posición por ella o mío, volvíamos a crear ese vínculo… Como asegurándonos que seguíamos una al lado de la otra…
La aferré más fuerte a mí, haciendo que su carita volteara a verme con duda, pero sonriente. Sus pequeños dientecitos comenzaban aparecer y la hacían ver más hermosa aún. Hundí mi cara en su cuellito tibio y comencé a repartir besos en él, logrando escuchar música para mis oídos, sus fuertes carcajadas. Mientras ella disfrutaba de mis cosquillas, mis ojos comenzaron a humedecerse…pensando en que la dicha que estaba viviendo en este momento, estaba pronta a desparecer de mi vida…
Un carraspeo hizo que nos separáramos. Pedro se encontraba en el umbral de la puerta, junto a tres personas más que debían ser su familia, por el parecido que tenían. Tomé a mi rosada bebé y la puse de pié, mientras con disimulo quitaba los restos de agua que se asomaban bajo mis ojos…
- Hola Lulu.- saludó Pedro. Se volteó a mi con una mirada preocupada.- Hola Paula.- se limitó a decir, pero no quitaba sus ojos de mí.
- Hola.- saludamos las dos a tiempo.

4 comentarios:

  1. Hermosos capítulos! es muy linda la familia de Pedro, me encanta que lo apoyen aun sabiendo como fueron las cosas!

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  2. ayyyy que lindos capitulos... y q buena gente los papas de Pedro !!!

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  3. Qué hermosa familia tiene Pedro. Qué bueno que lo apoyan!!!!!!!!!

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