miércoles, 24 de diciembre de 2014

Una Dulce Inocencia: Capítulo 32

Por suerte habíamos llegado a nuestro destino, porque sospechaba que otro grito más y nos hubiera hecho bajarnos en cualquier parte.
- ¿Dónde la viste?.- volví a mi ataque cuando descendimos del taxi.
- En el Hospital.- se encogió de hombros.
- Pero… ¿No puedes decirme algo más específico?.- exigí.
- Podría…- señaló.- Pero estaba con Liam viendo unas fotos de su familia y cuando volví la vista. Ella ya había desaparecido. Y luego nos vinimos.
- Es decir que cuando nos veníamos ¿Ella estaba allí?.-.
- Ajá.- contestó. Y pude ver como Michael observaba mi postura detalladamente.
- Lucy.- le habló.- Corre. Pedro tiene en estos momentos instintos asesinos.
Y sin más quedé solo en la entrada del departamento.
Maldita mi suerte. Había estado preguntándome si algún día la volvería a ver, mi respuesta había sido auto contestada ¡No! ¡¿Y ella había estado a pasos míos? ¡Mi suerte era como Michael! ¡Jodida!
...
- Paula.- llamó cauteloso Ben.- No creo que sea buena idea estar aquí.- indicó cuando estábamos fuera de la casa de la bruja.
- Hagamos algo.- razoné.- Tu te quedas aquí y yo entro a buscar la famosa carpeta.
- ¡¿Estás loca?.- me gritó.- ¡Maite! ¡La dueña de esta casa está detenida! He visto películas y estoy seguro que la casa está repleta de cámaras secretas ¡Podrían inculparnos por ingresar a la evidencia!.
- Hasta lo que yo sé. Aquí no ha habido ningún crimen.- rodé los ojos.
- De todas formas.- siguió con su teoría.
- Voy a entrar.- dije decidida y comencé a caminar. Poco avancé cuando Ben volvió a tomarme por el brazo.
- ¿Y si mejor llamamos a la policía?.- bufé exasperada.
- Si llamamos a la policía, ellos se llevarán esa carpeta. No obtendré nunca el nombre del padre de Lulu y ella irá a un orfanato ¡No!.
Ben asintió, aun sin estar totalmente convencido de estar haciendo lo correcto ¡Yo tampoco! Pero era la única forma de ayudar a mi bebé. Observé a todos lados, por si se veía algo extraño. La verdad era que Ben me había contagiado su paranoia, pero la entrada y casa estaban en total penumbra. Nos internamos por fin en ella y decidimos desplazarnos a obscuras. Subimos la escalera y nos dirigimos apresurados a la habitación de la bruja.
- Busca rápido Maite.- me apremió Ben.
- Estoy buscando.- dije enfadada. Su apuro, me ponía más nerviosa.
- ¿La tienes?.- volvió a insistir.
- ¡No!.- grité.
- ¡Sht!.- me calló en forma histérica.
Estaba por perder las esperanzas. Cuando mi mano palpó una protuberancia con las similitudes de una carpeta. La saqué y la guié a la luz que se colaba por la ventana. Ese era el papel que envolvía la carpeta. Y dentro estaba mi objetivo.
- ¡La tengo!.- grité.
Como si los nervios que nos carcomían fueran pocos. El repique de mi móvil hizo presencia en el peor de los momentos.
- ¡Ahh...!.- bramamos al mismo tiempo.
- ¿Bueno?.- contesté en susurros.
- ¿Paula?.-
- ¿Chris?.
- ¿Por qué hablas así?.
- Porque estoy en casa de la bruja. Vine a…
- ¡¿Qué? ¡¿Te volviste loca? ¡¿Qué jodidos hace ahí?
- ¡Wow! Calma.- pedí asombrada por su forma de gritarme
- ¡¿Calma? ¡Sal inmediatamente de ahí!
- Pero…
- ¡Paula! ¡Esa casa será allanada en busca de pruebas! ¡¿Quieres hacerle compañía a tu jefa?
Como Ben había estado escuchando los alaridos ensordecedores de mi padrastro. Tomó mi mano y entre trompicones me hizo salir por la parte trasera de la casa. Aún podía sentir a Chris murmurar una sarta de insultos por mi falta de tino e irresponsabilidad, pero estaba más concentrada en no saludar de beso al suelo con la velocidad que Ben llevaba.
- Yo…yo…no…saltaré…por…ahí.- intenté pronunciar por la falta de aire
- ¡Oh. Sí! ¡Si lo harás!.-
- ¡No puedo!.- dije como demente al ver la muralla que según Ben, debía saltar
- ¡Si puedes! ¡Y es mejor que te sujetes porque soy capaz de hacerte aterrizar con la cabeza!.- gruñó
Me tomó de la cintura y me sentó de un solo impulso en lo alto. Observé hacia abajo y no estaba en mis planes morir tan joven y dejar a mi bebé sin encontrar su padre. Así que comencé a negar repetidas y vertiginosas veces
- ¡Salta!.- ordenó Ben
- ¡No puedo!.- me quejé
- ¡****!.- refunfuñó y se trepó a mi lado.- Muy bien. A la cuenta de tres vamos a saltar juntos. Uno, dos.- y estuve de rodillas en el piso
- ¡Dijiste que a la cuenta de tres!.- lo golpee con la carpeta
- Por eso no lo hice así.- sonrió y me ayudó a levantarme.- Eres mujer y eres histérica
Estuve a punto de responder, pero me mordí la lengua. Precisamente no era yo la que estaba alterada a rayar en la histeria dentro de la casa ¡Hombres! ¡Supuestamente. El sexo fuerte! ¡Si. Claro!
- Estoy fuera.- informé a Chris. Al recordar que estaba aún al teléfono
- ¡Te quiero mañana mismo donde Vanessa Bardon! ¡Y no protestes!.- se adelantó.

Mientras iba en el taxi, miraba alternadamente la calle y la carpeta en mis manos. Chris, Ángela y Ben. Me habían prohibido siquiera mirarla más de la cuenta. Llegué a las puertas del Hospital y comencé a internarme. Pregunté por la chica y me indicaron su oficina, además que ella ya había dado la orden que me dejaran pasar y me indicaran su despacho. Chris debía haber movido sus palillos.
Por los pasillos divisé a varias personas. Pero mi vista quedó fija en un par de médicos riendo y ojeando unos papeles. La chica se me parecía mucho a…la chica del aeropuerto. Agudicé mi vista e intenté acercarme…
- ¿Señorita?
- ¿Si?.- le respondí al guardia.
- Por aquí por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario