miércoles, 20 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 48

 —No es probable que Valen se despierte, pero si lo hace, no quiero correr el riesgo de que oiga esta conversación. Y tengo que contártelo, Paula. Te deseo… Y sé que necesitamos resolver las cosas entre nosotros. 


Comenzó a andar por la habitación.


—Aquella última noche en Milán, después de que Brenda irrumpiera en el comedor y se acercara a nuestra mesa, para decirte que era mi esposa, y que tú te marcharas, me dijo que estaba de acuerdo en que nos divorciáramos. Había reservado una habitación en un motel y tenía a un abogado esperando. Simplemente teníamos que firmar los documentos.


Paula trató de no revelar lo sorprendida que estaba ante aquello.


—Aunque una parte de mí quería ir tras de tí para tratar de explicarte las cosas, no podía hacerlo en aquel momento.


Parecía que la frustración de todo aquello le invadió a medida que continuaba hablando. A Paula le dió un vuelco el corazón. Pedro se había preocupado mucho por ella, había querido arreglar las cosas con ella aquella última noche.


—Tenía que aceptar la oferta de Brenda —espetó—. Había estado esperando durante demasiado tiempo para conseguirlo, y significaba asegurar que Valen estuviera conmigo.


—¿Incluso entonces querías que Valen estuviera contigo? —preguntó Paula—. Pero la abandonaste.


—Sí —reconoció él, invadido por el dolor—. No tengo excusa, pero te explicaré qué fue lo que ocurrió. Brenda esperó a que los documentos estuvieran firmados y autentificados por el abogado para después decirle al hombre que se marchara. Se sirvió una copa del minibar de la habitación y brindó por el mayor estúpido que nunca había conocido.


La voz de Pedro estaba muy tensa, dejando claro el efecto que todo aquello había tenido sobre él.


—No… No comprendo —dijo Paula, levantándose y mirando a Pedro a la cara. Deseaba abrazarlo y consolarlo, pero se contuvo.


—Yo me casé con ella porque, a pesar de mis precauciones, Brenda estaba embarazada. Quería hacer lo correcto con ella y con el bebé. Entonces nació Valen, prematuramente —Pedro hizo unos gestos con los dedos en el aire—. Brenda alardeó del miedo que sentía por nuestro bebé cuando, según lo calificó ella, se puso de «parto prematuro». Si no había sido realmente un parto prematuro…


Pedro prosiguió hablando. Parecía que ya que había comenzado, quería contarlo todo.


—Que los bebés sean grandes es bastante común en mi familia, así que el peso y tamaño de Valentina parecían normales, teniendo en cuenta que nació, según creía yo, prematuramente.


De nuevo, Pedro esbozó una dura mueca.


—Pero de hecho, nació más tarde de lo que debería haber nacido. No era hija mía. Brenda ya estaba embarazada de ella cuando nos conocimos.


—¿Pero por qué debería tratar de engañarte y atraparte en un matrimonio cuando el bebé no era tuyo?

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