miércoles, 6 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 24

 —Estás preocupada —dijo Carla mientras salían de la oficina de Pedro, en su joyería—. A veces escondes las cosas muy bien, pero te conozco. Podía sentir el enfado que tenías, pero también tu infelicidad. ¿Ha ocurrido algo? Porque todavía puedo decirle a Iván que te ayude a salir de todo esto. Él lo haría por tí, Pau, sin preguntar nada.


—¿Y tenerme colgada de sus finanzas durante años? —dijo Paula, que en parte quería decir que sí, pero que no podía pedirle ese favor a su cuñado—. Gracias por el ofrecimiento, pero tengo que arreglar esto yo sola.


—No tienes que hacerlo sola, lo sabes —dijo Carla, esbozando una triste sonrisa—. No tienes que probar nada ni proteger a nadie más que a tí misma. Y puedes resolver esta situación de la manera que elijas.


—Nunca me he arrepentido de nada —confesó Paula, que quería que su hermana supiera aquello—. Sofi y tú me salvaron. Sin mis hermanas… — tuvo que detenerse y tragar saliva.


—Entonces dime qué ha ocurrido. Sofi ha estado preocupada por tí, pero dice que no hablas sobre ello.


—Tuve un altercado con Pedro —explicó Paula, a la que le parecía imposible que sólo hubiesen pasado unos días desde que había ocurrido—. En un momento dado… Amenacé con llevar la situación de la niña a las autoridades, y entonces descubrí… —comenzó a hablar más bajo— que él pensaba que yo me había acostado con el gerente del espectáculo.


—¿Le está haciendo daño a Valentina? —preguntó Carla, susurrando, pero con la furia reflejada en la mirada—. ¿Y se atrevió a pensar eso de tí?


—No le está haciendo daño físico a Valen —aclaró Paula, que desde el altercado con Pedro había tenido tiempo para pensar—. Pero la niña cree que él la va a abandonar de nuevo, que es sólo cuestión de tiempo. Y por lo de esa última noche en Milán, creo que lo que le conté le impresionó.


—¡Se merece que le impresionen! ¿Abandonará de nuevo a su hija?


—No… No lo sé —contestó Paula, cuyo corazón decía que no lo haría, pero su cabeza se preguntaba que por qué no—. Ahora mismo estoy tan confundida, Carla. No lo sé.


Carla tomó a su hermana del brazo, apretándose contra ella en un gesto de solidaridad. 


—No estás sola. Sofi, Iván y yo estamos aquí. Si él hace algo para disgustarte…


—¿Sofi le golpeará hasta matarlo con un cepillo de pelo? —Paula sonrió a regañadientes—. Eso casi ha pasado ya. Pero me alegro de que estén aquí.



Cuando Pedor había decidido hacer una fiesta, a la que sólo se podía asistir con invitación, bajo el nombre «Diseños de Paula y Diseños de Pedro», Paula había invitado simplemente a su familia y le había dicho a él que triplicaría el efecto de los vestidos ver a sus hermanas y a ella vestidas con ellos.


—Sofi se ha adelantado para inspeccionar la muchedumbre que hay en la tienda, e Iván todavía está en la oficina con Pedro. Creo que también deberíamos entrar en la tienda.


—Pues sí. Cuanto antes acabe esto, mejor —dijo Paula, acariciando las perlas y diamantes que llevaba alrededor del cuello—. Espero que estén bien sujetos, porque de verdad que no quiero perder ninguna.


Carla tocó las joyas que ella también llevaba y se rió a regañadientes.


—Pensé que Iván iba a explotar cuando Pedro trató de que cambiara mi gargantilla por este collar.


—Se calmó cuando Pedro explicó que ayudaría al éxito del evento.


Entonces el ruido de una puerta tras ellas advirtió de que los hombres estaban a punto de aparecer.


—Recuerda que estamos aquí. Somos las tres hermanas, ¿Sí? Todas para una y toda esa historia. Estamos juntas —le recordó Carla a Paula, mirándola a los ojos.

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