miércoles, 13 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 33

Cuando su hermana pequeña colgó el teléfono, Paula se sintió indefensa. Estaba muy lejos de su hermana y tardaría horas en llegar a Melbourne. Trató de tranquilizarse, diciéndose que Iván estaba ocupándose de todo, pero le preocupó que Sofía no estuviera con Iván y Carla. Se preguntó si su hermana no estaría en la unidad de cuidados intensivos. Cuando se hubo vestido y tomado todas sus pertenencias, estaba tan nerviosa que incluso sintió una contractura muscular. Entonces llamaron a su puerta. Al abrir, vió a Pedro allí de pie con su maleta en la mano y la preocupación reflejada en los ojos. Paula quería que la abrazara y que la… Consolara, quería olvidarse de lo ocurrido la noche anterior y de la tensa atmósfera que había entre ambos. La expresión de Pedro sólo reflejaba preocupación.


—Sofía telefoneó a mi habitación —dijo como si fuera algo normal— . He telefoneado al aeropuerto y he comprado billetes para el próximo vuelo. Vamos.


—Estoy preparada. Estaba a punto de salir cuando has llamado a la puerta.


Paula se preguntó por qué habría telefoneado Sofía a Pedro, si no se acordaba que ella siempre se las había arreglado sola. Pero él la apresuró a salir del hotel y a montarse en un taxi que les estaba esperando.


—Me las podía haber arreglado sola —dijo Paula mientras el taxista arrancaba a toda prisa.


Pedro levantó una ceja, interrogante, y Paula tuvo que admitir que estaba muy atractivo con aquella barba de un día. Pero ella no llevaba maquillaje y seguro que tenía ojeras.


—Parecía que Sofía pensaba que yo te podía ayudar a regresar antes —explicó Pedro calmadamente, pero sus ojos reflejaban confusión. Entonces apartó la vista de ella.


Al llegar al aeropuerto, a Paula le vino a la mente el recuerdo de los brazos de Pedro abrazándola la noche anterior. Se sorprendió a sí misma pensando aquello. Pero entonces no hubo más tiempo para pensar, ya que tuvieron que pasar por los controles de seguridad. Una vez en el avión, Pedro colocó sus maletas en el maletero que había sobre sus asientos y se sentó al lado de Paula.


—Supongo que tu rutina de ejercicios incluye footing. Has hecho muy bien esta carrera —dijo él.


Hablar un poco estaba bien. Paula iba a distraerse con lo que fuera para así lograr no pensar en la noche anterior y en la situación de su hermana.


—En realidad no tengo una rutina, pero sí que me gusta hacer ejercicio. Hago yoga, corro, lo que sea que venga bien en el momento. Me hace sentirme bien.


También me gustan otras influencias tranquilizadoras como el tai chai, así como estar en cualquier sitio donde no esté Sofía cuando cocina o experimenta con el pelo. Pedro se rió ante aquello y, aunque sólo fuese por un momento, alivió un poco el estrés que ella sentía. Cuando el avión comenzó a despegar, la sonrisa de él se borró de su cara y tomó la fría mano de ella entre las suyas. 

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