viernes, 8 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 28

Paula se dirigió a marcharse, pero él la agarró de la muñeca, soltándola casi inmediatamente. Le había quemado tocarla y haberse dado cuenta de que necesitaba mucho más que aquello.


—Veo que quieres decir algo. ¿Por qué este silencio? ¿Es porque no crees que yo me vaya a ocupar de mi hija y estás tratando de pensar qué hacer al respecto? Ya te advertí…


Una fiera emoción se apoderó de Pedro en ese momento.


—Si es eso lo que estás pensando, olvídate. Valentina es mía y nunca la volveré a dejar.


—Valentina creció al cuidado de una niñera hasta que fue tan infeliz que se escapó —espetó Paula, con el dolor reflejado en la voz—. ¿Cómo esperas que yo reaccione ante eso, Pedro? Es obvio que durante mucho tiempo no la quisiste lo suficiente como para tenerla a tu lado.


—Tú no sabes… —comenzó a decir Pedro.


De hecho, la realidad era lo contrario. La madre de Valentina la había usado como moneda de cambio para sacarle más dinero y finalmente como un arma para hacerle daño. Pero él no podía admitir la verdad sin exponer a la niña a una realidad que había prometido no haría.


—Sé que la abandonaste. ¿Qué más puede importar? —dijo Paula, temblando—. La abandonaste de la misma manera que mis padres nos abandonaron a mis hermanas y a mí.


—Simplemente te puedo decir que ahora me importa —dijo Pedro—. Me dijiste que tus padres viajaban y que por eso no los veías. Yo pensé que quizá no te llevabas bien con ellos, pero me estás juzgando a mí por sus acciones, ¿No es así?


Pero habían herido a Paula, y aquello conmovió a Pedro.


—Te estoy juzgando por tus propias acciones —dijo ella, riéndose duramente—. Nunca podré aceptar que eligieras dejar a tu propia hija. Quizá ahora cuides bien de Valentina. Quizá ella llegue a confiar en tí e incluso supere el pasado, pero yo no confío en tí. Nunca lo haré. 



Transcurrió una semana, pero Paula no se tranquilizó. Cuando se subió al avión que le llevaría a Sidney para asistir a un desfile de moda con Pedro, no sabía cómo iba a soportar estar tan cerca de él. Pero por lo menos estaban vendiendo muchos trajes. Cada vez que estaban cerca, parecía que él la afectaba más.


—¿Te molesta viajar en avión? —preguntó Pedro al ver lo nerviosa que estaba ella—. Estadísticamente, el avión es un medio muy seguro de viajar.


—No me preocupa viajar en avión.


¡El problema era subir a un avión y tenerlo a él tan cerca! Desde aquella noche en Papa's Pizza, Paula había llegado a la conclusión de que Pedro quería a su hija y que nunca más la iba a abandonar. Le hubiese encantado seguir enfadada con él, pero no era fácil, ya que veía bondad en su actuar. En aquel mismo momento la estaba mostrando.


—No me gusta salir de Melbourne. Eso es todo. No es que mis hermanas me necesiten todo el tiempo; son independientes, como debe ser.


Decir aquello provocó que sintiera dolor en el corazón. Estaba bien que sus hermanas ya no la necesitaran tanto. ¡Habían crecido y a ella le agradaba!


—Dejar a Valen ha sido más difícil de lo que yo pensaba —dijo Pedro, cuya cara reflejó lo tenso que se sintió—. No nos hemos separado desde que… Desde antes de mudarnos a Australia. Le he dicho que volveré antes de que se acueste mañana por la noche. En realidad, pienso que le vendrá bien saber que puedo marcharme de viaje pero que regresaré como le prometí.


Pedro dudó ante aquello.


—Bueno, eso espero.


—Por lo menos es sólo por una noche —dijo Paula, tratando de reconfortar a Pedro tanto como a ella misma.


Si iban a pasar sólo una noche en Sidney e iban a estar trabajando, seguro que iba a ser capaz de apartar sus pensamientos de él… De aquella atracción que sentía.

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