lunes, 18 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 41

 —Mi papa se dió un golpe en la cabeza, pero se pondrá mejor.


—¡Valentina! Dios mío, tú… Ah… Lo siento, no me había dado cuenta de que estabas aquí —dijo Paula, mirando a la pequeña—. Sé que Pedro se ha… ah, dado un golpe en la cabeza. Pensé en venir a ver cómo se sentía.


—Bueno, se golpeó en el coco —dijo Valentina, acercándose a Paula—. Pero los Alfonso tienen cocos duros. Por eso él se pondrá bien. Simplemente se tiene que quedar en la cama y estar calmado hasta mañana. Le he leído uno de mis cuentos para que se sintiera mejor, y ha ayudado.


—¡Qué bien! —exclamó Paula.


El brillo que reflejaban los ojos de la pequeña dejaba claro que había disfrutado de esa cercanía con su padre.


—Me alegra que no estés preocupada por tu papá —dijo Paula, que no estaba preparada a aceptar que no tenía nada de qué preocuparse hasta que ella misma no viera a Pedro.


Entonces regresó Marisa, cuya expresión suplicante preocupó a Paula.


—El señor Pedro te verá ahora. Está descansando en su habitación. Es la tercera por la izquierda en la planta de arriba.


—¿Está todo bien, Marisa? 


El ama de llaves miró a Valentina, que parecía haber escuchado toda la conversación, y dudó.


—Mi hermana ha telefoneado. Se ha caído en su piso. Dice que no es nada y quizá tenga razón —explicó Marisa, agitando una mano—. Estoy segura de que está bien. Puedo ir a verla mañana, una vez que Pedro se levante de nuevo.


A Paula le pareció inaceptable que Marisa tuviera que esperar hasta el día siguiente para ver a su hermana.


—¿Podría tomar un taxi que la llevara a urgencias, simplemente para ver cómo está?


—Es demasiado testaruda como para hacerlo —Marisa se encogió de hombros—. Cuando hablé con ella por teléfono, me pareció que estaba bien, simplemente un poco enfadada. Dice que está un poco magullada por la caída.


—Tienes que ir a verla ahora mismo, Marisa. No hay ninguna razón por la que yo no pueda… Encargarme de cuidar las cosas por aquí hasta que tú vuelvas. ¿Por qué no te vas ahora mismo? Simplemente dime qué tengo que hacer por Pedro y Valentina mientras tú estás fuera.


—¿Quiere eso decir que durante esta noche serás mi niñera? —preguntó Valentina con los ojos brillantes—. ¿Me prepararás la cena, me leerás un cuento y me acostarás?


—Desde… Desde luego que lo haré —dijo Paula, sonriendo a la niña, en la que vió reflejada a sus dos hermanas pequeñas. 

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