lunes, 18 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 42

Sofía y Carla se habían convertido en unas mujeres maravillosas a pesar del comportamiento de sus padres y de cualquiera de los errores que ella misma hubiese podido cometer. Valentina era muy pequeña; quizá pudiera olvidarse del pasado, sobre todo si su padre continuaba dándole amor y haciéndole sentirse segura. Marisa le explicó a Paula lo que tenía que hacer en su ausencia, remarcando la importancia de comprobar cada hora las pupilas de Pedro y su estado de lucidez.


—Yo voy a ir a ver la televisión mientras Paula comprueba cómo está papá —dijo Valentina, dirigiéndose al salón y poniendo más alta la programación de un canal para niños—. Me permiten ver este canal — explicó, mirando a Paula. 


—Está bien.


Paula tuvo que admitir que la niña parecía más contenta y, seguramente, que no todo se debía a la niñera, aunque Marisa parecía una mujer encantadora. Había sido Pedro el que había conseguido aquel cambio.


—Márchate, Marisa. Iré a ver cómo está Pedro y después cuidaré de Valentina hasta que tú regreses.


Un sonido proveniente de la planta de arriba provocó que ambas mujeres dieran un respingo.


—Creo que ése será Pedro, preguntándose por qué no has subido todavía. No le gusta estar confinado, pero el médico ha dicho que tiene que descansar hasta mañana.


—Márchate y tómate todo el tiempo que necesites para asegurarte de que tu hermana esté bien. Yo me las puedo arreglar.


Pero lo que no tenía tan claro era cómo poder arreglárselas viendo a un hombre tan sexy y masculino tumbado en aquella cama de matrimonio… En una habitación que olía a su colonia.


—Hola —dijo al entrar al cuarto.


Él no llevaba puesta ninguna camisa.


—¿Puedes estar así sentado?


Pedro estaba recostado sobre almohadas y tenía los brazos cruzados sobre aquel seductor, casi perfecto pecho cubierto de vello negro que tenía. Un pecho que ella misma había explorado con sus manos…


—Siento igual la cabeza tanto si estoy tumbado como sentado. Tengo un bulto que, si lo toco, me duele. Me duele la cabeza, pero podría estar levantando, haciendo cosas…


Entonces murmuró algo sobre los médicos sobreprotectores que daban órdenes estúpidas para confinar a un hombre que necesitaba trabajar.


—Siento lo del teatro. Compraré entradas para algo durante la semana. Sólo me acordé de ello cuando Marisa me dijo que estabas aquí.


—Le he dicho a Sofi que podía utilizar las entradas de esta noche. Una vez que te pongas mejor, podemos ir a otra función —dijo, acercándose a la cama para comprobar que él estuviera realmente bien. 

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