lunes, 18 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 43

Pedro tenía buen color y parecía que sus ojos estaban bien. Se quedó mirándolos hasta percatarse de que se le había acelerado el pulso. Entonces él masculló algo, dejando claro que él también había reaccionado al escrutinio a que le había sometido ella.


—Simplemente quería saber si estabas bien —Paula se sintió obligada a explicarlo, tanto por él como por ella—. Como hacen los colegas.


—Supongo que es por eso por lo que las paredes están desprendiendo calor.


Entonces Pedro se echó para atrás, acariciándose el pelo, y algo dentro de Paula se derritió. Se dijo a sí misma que no podía ser posible que lo amara ni que quisiese formar una familia con él.


—Hum… Hay algo que debes saber.


—¿El qué? —preguntó Pedro, frunciendo el ceño.


—Ah, la hermana de Marisa se ha caído, y Marisa estaba preocupada por ella. Le he dicho que yo me encargaría del fuerte mientras ella visitaba a su hermana y se aseguraba de que todo estuviera bien. Estoy segura de que no será por mucho tiempo… Quizá un par de horas.


—Está bien —dijo él, frunciendo el ceño de nuevo.


—Eso es todo lo que dices. ¿No estás enfadado? ¿No te importa?


—¿Que si me importa tenerte en mi casa durante un par de horas y poder mirarte y saber que estás aquí, aun cuando te vayas de mi habitación? —dijo él—. Quizá sea una verdadera tortura, pero no, no me importa.


Cuando se recostó más aún en las almohadas, Paula estaba segura de que le dolía la cabeza.


—Deja que te ayude a ponerte a gusto y después será mejor que vaya a ver cómo está Valentina. No he venido aquí para ponernos las cosas difíciles a ninguno de los dos, Pedro —explicó, deseando que él la creyera—. Supongo… Que simplemente quería comprobar por mí misma que estabas bien, y entonces Marisa tuvo que irse…


Se acercó para acomodar una de las almohadas.


—Deberías tratar de dormir un poco. Seguro que tu cuerpo lo necesita.


La manera con que la miró Pedro dejó claro que lo que realmente necesitaba era a ella.


—Supongo que podría tratar de descansar mientras le das de cenar a Valentina. En los días libres de Marisa, normalmente preparamos algo rápido, así que a la niña no le importará comer algo que prepares fácilmente. Le gusta el queso con tostadas, los espaguetis, huevos cocidos…


—Encontraré algo que le guste y te subiré a tí algo de comer.


Paula se preguntó si Pedro pensaba que ella no sabía qué darle de comer a una niña pequeña, cuando ella había alimentado a sus dos hermanas casi desde que habían sido pequeñas, ya que a su madre no le gustaban precisamente las tareas domésticas. Al acomodar la almohada, rozó con sus dedos la espalda de Pedro, que tenía la piel muy caliente. Ella se paró en seco ante la tentación que el cuerpo de él suponía.


—Mueve las almohadas, Paula. Hazlo ahora —ordenó él. 

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