lunes, 4 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 16

 —Oh, Paula, me olvidé de que estabas trabajando ahí detrás —dijo María sin saber qué más decir.


—Simplemente vine a ver si todo estaba bien.


—Sí, bueno, no lo sé. No esperaba esto, aunque quizá debiera haber… —María dejó de hablar.


—Estás sorprendida de conocer a Pedro.


No era justo, pero sólo con decir el nombre de él a Paula le faltaba el aire… Entonces algo captó la atención de ella; la hija de Pedro apareció por detrás de su padre, que la tenía tomada de la mano. Aquello le hizo preguntarse si realmente él quería a su pequeña.


—Paula, has llegado a tiempo de oír mi invitación y de conocer a mi hija —dijo Pedro, sonriendo a Paula—. Valentina, ésta es Paula Chaves. 


—Hola, Valentina. Encantada de conocerte —le dijo a la pequeña, sintiéndose calmada y en control de la situación.


—Hola. También me alegro de conocerte —dijo la pequeña tras examinar a Paula con la mirada, sonriendo vergonzosamente.


Paula se advirtió a sí misma que no debía conmoverse, pero la pequeña era encantadora. Se notaba que tenía más acento que su padre.


—Bien hecho, Valen —dijo Pedro, poniéndole una mano en la cabeza a su hija.


Aquel gesto dejó claro a Paula que Pedro realmente se preocupaba por su hija, pero al mirar a ésta observó que la expresión de su cara era la de una niña infeliz.


—Pedro, y con una hija tuya —dijo María —. Sa… Sabía que estabas en Melbourne y que habías abierto una tienda. Recibí tu mensaje telefónico. No sabía… Quería… No estaba segura de si debía…


—¿No sabías qué esperar de mí? —dijo Pedro, encogiéndose de hombros.


Fuera lo que fuera lo que había ocurrido entre María y su familia en el pasado, parecía que ella estaba muy interesada en aquel pariente suyo…


—Sé que no has visto a ningún miembro de la familia durante mucho tiempo y no te voy a pedir que me expliques el por qué —dijo Pedro con amabilidad—. Esperaba que conmigo hicieras una excepción y que vinieras a cenar a mi casa. Me gustaría tener la oportunidad de conocerte y también de que Valentina conociera a su tía de Melbourne.


—Oh, oh, caramba —dijo María, retorciéndose las manos.


Pedro se acercó más al mostrador y aún más a Paula al mismo tiempo. Antes de que ella pudiese echarse para atrás, él le agarró la mano.


—No sé si Paula te lo habrá mencionado, pero ella y yo estamos saliendo juntos. Nos conocimos en Milán hace años y, desde que he venido a Australia, hemos reanudado nuestra relación.


Paula se sintió muy culpable, pero la tía de Pedro se dió la vuelta hacia ella, sonriendo.


—Es… Maravilloso, querida.


—En realidad sólo somos amigos, María —dijo Paula sin pensar en las consecuencias—. Pero estoy muy contenta de que Pedro y tú se hayan visto después de tantos años. 

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