miércoles, 13 de diciembre de 2023

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 35

 —Ven conmigo —dijo Paula, agarrando a Sofía por el hombro y acercándose apresuradamente a Pedro.


Éste trataba de convencer a la mujer que había en recepción, diciéndole que la familia tenía que estar junta, que podrían preguntarle a la paciente si se sentiría mejor si sus hermanas la visitaban y cosas por el estilo, todo en un tono de voz que provocaría que a cualquiera se le encogieran los dedos de los pies. A Paula le ocurrió, de tal manera que tardó unos segundos en decirle a Pedro que se apartara, momento en el cual la mujer estaba casi comiendo de su mano. Entonces Pedro intensificó su acento y le suplicó que dejara que las chicas vieran a su hermana… Para beneficio de Carla. Paula no se lo podía creer, pero se movieron algunos hilos, ya que minutos después estaban esperando fuera de la habitación de Carla. Se dió la vuelta para encarar a Pedro, pero… ¿Qué? ¿Iba a reprenderlo por haber provocado que ocurriera lo que ella necesitaba que ocurriera? ¿Por hacer que ella quisiese echarse a sus pies por la actuación que había tenido? No. Era por haberle quitado el control cuando ella necesitaba estar entera. Si no tenía el control… ¿Qué le quedaba? Todo parecía tan inseguro, ni siquiera estaba segura de quién era ella ni de lo que quería, y aquello la aterrorizaba más de lo que nada había hecho antes. Planear las cosas había sido lo que le había hecho seguir adelante. Pedro miró a los confundidos ojos de Paula y se metió las manos en los bolsillos, apartándose un poco.


—Esperaré mientras ven cómo está su hermana.


Irracionalmente, Paula quería que Pedro entrara con ella en la habitación y que estuviera a su lado. Parpadeó, frunció el ceño y trató de darle las gracias por sus esfuerzos. También trató de decirle que se fuera, reafirmarse a sí misma y volver a tener el sentimiento de controlarlo todo que tan desesperadamente necesitaba.


—Venga —dijo Sofía, agarrándola por el brazo.


—Entra, Paula. Yo estaré aquí —dijo Pedro.


Entonces, sólo pensando en Carla y en su bebé, con Sofía temblando a su lado, Paula entró en la habitación de hospital de su hermana.


—¿Cómo estás? ¿Cómo está el bebé? —Paula agarró la mano de su hermana—. ¿Cómo te sientes? 


Carla agarró a su vez firmemente la mano de Paula.


—Me han hecho muchas pruebas y han descartado una gran cantidad de desagradables posibilidades. El médico se inclina a pensar que las contracciones y la tensión tan alta se han desatado por el pánico que sentí al ver que había sangrado. La tensión se me ha restablecido.


Bien. Aquello estaba bien. Paula asintió y miró a su cuñado. Pero Iván tenía muy mal aspecto. Estaba acariciando sin parar el brazo de Carla y su barriga, como si no pudiese soportar dejar de tocar a su esposa y al bebé. Aquella imagen le dolió. Era una imagen muy bonita, la imagen de un hombre y una mujer hechos el uno para el otro. Se dió cuenta de que su hermana había encontrado su alma gemela. No lo había comprendido completamente hasta aquel momento. Pero de alguna manera aquello le hacía sentirse un poco perdida.


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