viernes, 4 de febrero de 2022

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 42

¿Cómo era posible que hubiera logrado convencerse de que podía vivir sin ello?


–Maldita sea –murmuró, separándose de él inmediatamente.


–Vaya. No es la reacción que suelen tener las mujeres cuando las beso.


¿Lo haría con frecuencia? ¡Pues claro! ¡No había más que mirarlo!


–Qué machote –replicó, intentando esconder lo alterada que estaba.


–Tengo la impresión de que, si hubiéramos estado en el pantalán, habría acabado otra vez en el agua. ¿Por qué estás tan enfadada conmigo, Pauli?


–¡No estoy enfadada!


Y era cierto. En realidad, ese era el problema: Que no estaba enfadada con él. Le encantaba que la estuviera haciendo reír, consiguiendo que las cosas corrientes parecieran divertidas, y llevando entre ambos la carga de Mamá. Le gustaba el sabor de su boca y su modo de abrazarla, que le hacía sentir como quien vuelve a casa después de haber pasado demasiado tiempo lejos. Le gustaba cómo lo habían mirado las mujeres en el supermercado. Confirmaba lo que ella siempre había sabido: Que Pedro Alfonso era el tío más guapo sobre la faz de la Tierra. Y se odiaba a sí misma por estar sintiendo todas esas cosas. Se odiaba por sentir que su vida estaba vacía y carecía de pasión, a pesar de todas sus buenas causas. Entró en casa y cerró la puerta. Cuando Pedro volvió a su casa, Mamá estaba levantada viendo elfinal de la película.


–¿No estabas cansada?


–A mi edad, estar cansada no es sinónimo de poder dormir, y he pensado que a lo mejor la peli se redimía.


–¿Y lo ha hecho?


–No. ¿Qué tiene de divertido ver cómo la gente se trata tan mal?


–No lo sé, Mamá –contestó, sentándose a su lado.


Mamá apagó la televisión.


–¿Qué pasa, schatz?


–Mamá, ¿Alguna vez te he dicho que te quiero?


–Pues claro –contestó sin dudar–. Y no solo con palabras. Con lo ocupado que estás, has sacado tiempo para venir a ayudarme. ¿Qué es eso sino amor?


–Es una pena que no todas las mujeres sean tan listas como tú.


–Cuando tengas tantas arrugas como yo, serás sabio.


–Pues yo te veo la mar de guapa.


–¿Lo ves? ¿Qué es eso sino amor?


–Estoy preocupado por tí, Mamá. Vives aquí sola, y esta casa empieza a ser demasiado para ti. Me preocupa que puedas estar enferma y no se lo digas a nadie.


–Eso está bien, hijo. Que te preocupes por otra persona. Significa que no piensas solo en tí.


Era difícil sentirse ofendido por algo que era cierto. Su vida era puro hedonismo, autoindulgencia. Su negocio le permitía viajar por todo el mundo, coleccionar todos los juguetes. Buscar un nivel cada vez más alto de aventura para sentirse lleno, al menos durante un tiempo. Su falta de compromiso le hacía responsable únicamente de sí mismo. Cuando empezaba a sentirse vagamente vacío, se lanzaba a su siguiente carrera con la esperanza de encontrar lo que por fin le hiciera sentirse pleno.


–Cuando sientes dolor, tienes que hacer algo por otra persona.


–Puedo construirte una casa nueva.


–¿Eso haría que te sintieras mejor?


–¿Es que no te gustaría?


–Tener más de lo que se necesita, es otra forma de robar.


Ya. ¿No había dicho Paula algo parecido? Sobre los coches. Que consumía más de lo que le correspondía de los recursos naturales del planeta.

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