miércoles, 23 de febrero de 2022

Irresistible: Capítulo 6

Respiró hondo. Antes de su estancia en Italia habría aceptado que Pedro la evaluara. Y no se habría atrevido a correr un riesgo así. Pero Italia la había cambiado. Allí había encontrado su pasión. Y algo que se le daba bien. Había descubierto lo que quería hacer con el resto de su vida. Y que tenía algo que ofrecer. Algo bueno y verdadero.


–Papá, a mamá le hubiera gustado que me dieras esta oportunidad.


Tal y como esperaba, su padre se conmovió al oír que mencionaba a su madre. Miguel suspiró y miró a Pedro.


–Era lo que más deseaba Alejandra...


Paula necesitó todo su valor para mirar a Pedro. ¿Transigiría y le daría una oportunidad? La expresión de su rostro era ilegible.


–¿Crees que puedes hacerlo? –preguntó él por fin.


–Sí –contestó ella con firmeza.


Pedro miró al padre de Paula durante un instante y, después, otra vez a ella:


–¿Trabajarás duro?


–Sí –repuso ella.


Paula no podía dejar de mirarlo a los ojos, aunque no tenía ni idea de lo que estaba pensando. Pero la mirada de sus ojos azules le recordaba los cálidos días del Mediterráneo... Y sus cálidas noches. Una ola de calor invadió sus mejillas, su cuello, sus pechos... Despacio, Pedro sonrió. Ella tampoco sabía qué significaba. Era el tipo de sonrisa que nadie le había dedicado antes. Sin dejar de mirarla, se dirigió a su padre:


–Miguel, quizá Paula merezca que confíes en ella. La decisión final has de tomarla tú.


–¿Estás dispuesto a trabajar con Paula?


–Trabajaré con ella si eso es realmente lo que quieres.


Miguel le dedicó una amplia sonrisa a Pedro y Paula sintió que se le encogía el corazón.


–Y siempre y cuando sea eso lo que ella quiera también.


Ella alzó la barbilla y contestó:


–Por supuesto que quiero.


–Entonces, está todo arreglado.


Ella tragó saliva. Pronto merecería que le dedicaran esa clase de sonrisas. Su padre estaría orgulloso de ella. A no ser que lo estropeara todo. «Por favor, no permitas que lo estropee todo», suplicó en silencio.




Pedro permaneció sentado mientras Paula explicaba los planes que tenía para el restaurante y el tipo de comida que quería servir. Había algo en aquella mujer que lo irritaba. Ni siquiera sentir rabia, indignación o desprecio le servía de alivio. No significaba que aprobara su estrategia. La odiaba. Le había hecho chantaje emocional a Miguel para que le diera el trabajo y sin embargo... El fuego que había incendiado la mirada de Paula y la manera en que su cuerpo se había llenado de vida al ponerse en pie, lo habían descolocado. Él había pedido un traslado dentro de Chaves Corporation confiando en que el nuevo reto lo ayudaría a aliviar el vacío y el aburrimiento que se habían apoderado de él durante los últimos meses. Miró a Paula otra vez. Aunque ella intentara disimular con su actitud profesional él podía percibir el fuego que ardía en su interior e intuía que en ella podría encontrar la respuesta a la sensación de vacío que lo inundaba cuando menos lo esperaba. Ese vacío al que le costaba enfrentarse cuando lo invadía. Un vacío que no tenía motivo de ser.

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