Rendición: Capítulo 45

–Nunca me he sentido más sana.

Ella le rodeó el cuello con los brazos y él la besó en la boca con pasión.

–Tenemos que hablar –dijo él, jadeante.

No podía seguir fingiendo que podía resistirse a ella. Todavía quedaban semanas de rodaje y él sabía que, antes o después, sucumbiría a la invitación sexual de Paula. Pero, antes, había cosas que quería decirle. Cuando Ariel le acarició el pecho por debajo de la camisa, Pedro perdió el hilo de sus pensamientos. Solo quería hacerle el amor… sin preocuparse por las consecuencias. Cuando ella jugueteó con uno de sus pezones, él se sobresaltó. Ella rió, satisfecha de su poder.

–Estoy deseando oír lo que tienes que decirme –señaló ella y lo besó otra vez–. Aunque creo que, a veces, las acciones dicen más que las palabras.

Sus besos se fueron haciendo más apasionados. A Pedro le corría el sudor por la espalda en aquella noche tropical. Paula también tenía la piel húmeda.

–Si no paramos, voy a tener que tomarte aquí mismo –advirtió él.

Paula se echó hacia atrás.

–En treinta minutos, podemos irnos. Ahora tenemos que entrar. No puedo huir de mi propia fiesta. Sería una grosería.

–Ve tú –dijo él y maldijo para sus adentros–. No quiero que me vean así.

–¿Estás bien? –preguntó ella, titubeando.

Apenas capaz de respirar, Pedro se recostó en la pared de piedra. La deseaba tanto que le dolía.

–Ve –rugió él, sin poder articular una conversación–. Ve.

Contoneándose bajo la luz de la luna, Paula desapareció de su vista. Pedro tomó aliento, tratando de calmar los latidos de su corazón. Cerró los ojos. Ella había hecho pedazos lo único con lo que él podía contar: su autocontrol. Si estaba tan destrozado, tanto emocional como físicamente, ante la perspectiva de acostarse con ella, ¿Cómo iba a estar cuando cometiera el pecado de enamorarse?


Pedro sabía que no tenía opción. Se había adentrado tanto en aguas profundas que no había marcha atrás. Pero seguir adelante prometía ser un camino peligroso. Al fin, regresó a la fiesta y se excusó diciendo que había tenido que atender una llamada importante.