viernes, 25 de enero de 2019

Amor Complicado: Capítulo 18

–Pero que aún continuaba, a menos que me equivoque.

Vió a su madre tragar saliva.

–No, no te equivocas: tu padre amaba a Alicia –alzó la vista hacia él con esfuerzo–. Pero tu padre también me quería mí –una sonrisa irónica acudió a sus labios–. Era un hombre que tenía mucho amor que dar.

–Supongo que es un modo de verlo, aunque si hubiera podido me habría gustado decirle un par de cosas –Pedro se dió cuenta de que tenía apretados los puños y los relajó–. Sé que no fuiste tú quien lo mató.

Necesitaba decirlo en voz alta después de que se le hubiera pasado por la cabeza lo contrario durante una fracción de segundo, cuando ella le había dicho que tenía algo que confesarle. Y también necesitaba que ella disipara sus dudas.

–Por supuesto que no fui yo, pero la policía no lo sabe, y no tengo una coartada.

–Tenemos que encontrar a quien lo hizo. ¿Hay alguien de quien sospeches?

Ana sacudió la cabeza.

–Si tuviera la más mínima idea de quién pudo ser, yo misma se lo habría dicho a la policía.

Pedro paseó la mirada por la deprimente sala y recordó la bolsa que había llevado consigo.

–Te he traído algunos libros.

Su madre esbozó una sonrisa y tomó la bolsa de papel que él le tendía.

–Eres un encanto, hijo, aunque espero que no me dé tiempo a leerlos –dijo con un suspiro.

–No, si yo puedo evitarlo.



–Nunca había viajado en uno de estos aviones pequeños –las manos de Paula temblaban cuando se abrochó el cinturón de seguridad, a bordo del jet de los Alfonso–. ¿No podríamos ir en coche? –le imploró a Pedro mirándolo con esos enormes ojos verdes.

Un instinto protector hizo que Pedro la tomara de la mano.

–Está a casi doscientos cincuenta kilómetros, cerca de Gatlinburg, en Tennessee. No pasará nada, ya lo verás –se le hacía raro ver nerviosa a Paula, que siempre parecía tan segura de sí misma. Le apretó la mano para tranquilizarla–. Además contamos con un piloto profesional; cuando vivía mi padre algunas veces era él quien lo llevaba, y aunque decía que había pilotado aviones durante el tiempo que estuvo sirviendo en el Ejército, yo nunca ví que tuviera una licencia de vuelo.

–¿Y dejaban que pilotara? ¡Qué miedo!

–Dímelo a mí. Alguna vez incluso pensé en sacarme yo la licencia para poder tomar los mandos si había una emergencia. Claro que puede que me preocupara por nada. En una ocasión pillamos una fuerte racha de viento y mi padre la salvó como un auténtico profesional.

Sintió una punzada de tristeza al recordar aquello y pensar en que nunca volvería a ver a su padre. Nunca volvería a oír su risa, ni le contaría más historias de sus días en las Fuerzas de Operaciones Especiales.

–Eso no me tranquiliza –comentó Paula.

–No pasará nada –le reiteró él pasándole el brazo por los hombros.

Sus fosas nasales se llenaron con el suave aroma floral del perfume de Paula. Pronto estarían a solas en las montañas. Tenía intención de ofrecerle un dormitorio para ella sola y luego tentarla para llevarla al suyo. El solo imaginarla retozando desnuda con él bajo las sábanas hacía que se le acelerase el pulso. No había olvidado que era su secretaria, y de vez en cuando le asaltaban las dudas de si aquello sería correcto. Al fin y al cabo siempre era arriesgado mezclar trabajo y placer. Su padre más de una vez le había aconsejado que mantuviese los asuntos personales separados del trabajo, y nunca hasta entonces había tenido un romance con ninguna empleada, y no porque no se hubiera sentido tentado unas cuantas veces a lo largo de los años. Lo curioso era que nunca había pensado en Paula de ese modo hasta ese beso con sabor a whisky en su despacho. Hasta ese momento había sido su mano derecha, alguien de absoluta confianza, pero aquel beso había abierto las puertas a un nuevo mundo lleno de posibilidades. Ahora sabía que su secretaria era una mujer sensual. Había visto el fuego de la pasión en sus ojos de jade, y había visto bajar y subir su hermoso pecho, falto de aliento por el ardor de los besos que habían compartido. ¿Cómo podría resistirse a ella?

No hay comentarios:

Publicar un comentario