—Sí, pero... ¿Cómo sabes eso? Pensaba que no veías las noticias.
—Me lo contaron los Westport. Y por cierto, David afirma que Hawkins va de farol y que no tiene ningún vídeo porque tú desconectaste las cámaras cuando sospechaste lo que estaba pasando.
—Es cierto, pero no recuerdo con certeza si fue antes o después de que te violara. Sin embargo, si esa cinta existe y se atreve a utilizarla contra tí, lo mataré con mis propias manos. Él lo sabe.
—He oído que apela a un conflicto de intereses... ¿A qué se refiere?
Pedro dudó un momento antes de contestar.
—No es nada importante.
—¿No? ¿De qué se trata? —preguntó, observándolo con detenimiento.
—Es algo relacionado con su nariz. Digamos que tuve un encontronazo con ella —respondió con una sonrisa—. Ese ha sido el motivo por el que ha prescindido de mis servicios. Supongo que pegar un puñetazo a tu cliente se puede definir como conflicto de intereses.
—¿Y esta vez te has sentido mejor?
—¿Qué quieres decir?
—También me he enterado de que aquella noche, hace diez años, fuiste a ver a Hawkins...
—Sí, es cierto.
—¿Fue él el que te rompió la nariz?
—Sí, pero le he devuelto el favor. Si quiere, puedo darle el número de teléfono de un buen cirujano plástico de Boston.
Ella sonrió.
—Yo conozco a uno en Los Ángeles...
Pedro rió.
—Va a necesitar algo más que un médico cuando el sistema legal termine con él. Puede alegar lo que quiera, pero las pruebas de ADN, las fotografías de la policía y el testimonio de la víctima es más que suficiente para encerrarlo. Sólo lamento que la pobre mujer tenga que pasar por otro juicio.
—Y yo lamento no haberlo denunciado hace diez años. Quién sabe cuántas violaciones habría evitado...
—Tenías tus motivos, Pauli.
—Pero no eran suficientemente buenos. Y te agradezco enormemente que aquella noche Salieras en mi defensa... ése es otro de los muchos secretos que desconocía.
—Pensaba contártelo todo, Pauli. Si lo hubiera hecho antes...
Ella negó con la cabeza.
—Eso no importa. Ahora sé lo que pasó. Y también sé, que piensas asesorar legalmente a David y a Sandra...
Pedro arqueó una ceja.
—Vaya, veo que hablaste de muchas cosas con los Westport.
—Sí, es cierto. No en vano, voy a ser su portavoz.
—Me alegro mucho —dijo.—¿Sabes una cosa? Todavía no se lo he dicho, pero voy a contribuir económicamente a su proyecto.
—¿En serio?
—Sí, me he puesto en contacto con un periodista del Star Secrets.
—¿La revista del corazón?
—Claro, son los que mejor pagan.
—¿Y qué piensas venderles? —
La primera fotografía de Paula Chaves después del accidente.
—¿Estás segura de eso?
—Completamente. Y pienso donar todo el dinero al campamento.
—Eres sorprendente. Tienen suerte de contar contigo.
—Y yo de contar con ellos.
—¿Quiere eso decir que ya te has encontrado a tí misma?
Ella asintió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario