miércoles, 23 de agosto de 2017

Reencuentro Inesperado: Capítulo 62

Pedro observó con detenimiento al individuo.  Tanto el excesivo orden del despacho como su apariencia  en  extremo  acicalada  y  contenida  daban  la  impresión de que se  encontraba ante un típico canalla  acostumbrado a que otros pagaran los  platos rotos.

—Encantado de conocerte.

—Tú debes de ser el famoso Pedro Alfonso, el abogado defensor.

—Culpable —dijo en supuesto tono de broma.

—Seguí el caso  de Lucas Hawkins. También  fue  alumno nuestro,  y  da  contribuciones   muy  generosas a la universidad...   Es  una pena  que lo hayan condenado.  De  haber  sabido  quién  eras,  te  habría  citado  antes.  Pero  por  favor,  siéntense.

—Gracias.—¿Y qué los trae por aquí, Pedro?

—Queríamos  hablar  contigo  por  el  asunto  del  profesor  Harrison.  Queremos  hablar en su favor, puesto que nos ayudó mucho.

—Es cierto —dijo Paula.Sí, también fue tutor mío.

—De no haber sido por él, no habría llegado a ser lo que soy —comentó Pedro.

Broadstreet asintió.

—Desde luego. Uno de los abogados más famosos del país y un ex alumno de la Universidad Saunders...

—En efecto. Un ex alumno que aprendió pronto que el profesor Harrison es un hombre    enormemente inteligente  y  absolutamente  comprometido  con  sus  estudiantes. La universidad tiene suerte de contar con sus servicios.

—Pedro tiene razón.  El profesor fue la primera persona que confió en  mí  y  que  se  preocupó en animarme  para  que estudiara y para que fuera algo más que una  jovencita atractiva —añadió Paula.

—Es un buen hombre, ciertamente.

—Sin  embargo,  tengo  entendido  que  tú  y  el  resto  de  la  junta  directiva  quieren echarlo.  Gerardo Harrison  tenía mucho que ofrecer cuando estudiaba aquí,  y estoy  seguro  de que eso no ha cambiado  —continuó  Pedro—.  De  hecho, sus consejos  me han sido recientemente de gran ayuda en un asunto personal.

Pedro supo que sus palabras no estaban haciendo el menor efecto en Broadstreet, que parecía inmensamente aburrido.

—Sin  embargo,  los sentimientos no ayudan a pagar las  facturas —observó  el  presidente de la junta directiva.

Pedro frunció el ceño.

—Ya imaginaba que el dinero estaba en el centro de su campaña contra el profesor —comentó él.

—Pedro,  tú  deberías entenderlo mejor que  nadie. La  universidad ha decidido centrarse en  los deportes y en  jóvenes con talento que tengan éxito y que más tarde puedan contribuir a nuestro  mantenimiento.  De hecho, se me ocurre que tal vez  podrías ayudamos con la obtención de fondos...

—¿Te  preocupa  realmente  el  futuro  de  la  universidad?  ¿O  sólo  te  preocupa  estar rodeado de lujos y codearte con ricos y famosos? —preguntó Pedro.

La sonrisa de Broadstreet desapareció de repente.

—Me preocupa la universidad. Pero es evidente que tendremos más beneficios si nos centramos en los deportes. Es lo que le gusta a la gente.

—¿Insinúas que los deportistas no necesitan estudiar?

—Ni mucho menos. Mantendremos el mismo nivel de exigencia.

—Ya, pero elegirán a los alumnos en función de sus habilidades deportivas.

—Yo  no  diría  «en  función  de»...  Más  bien,  los  tendremos  en  consideración  especial.

—Me parece increíble que vayáis a despedir a un buen profesor sólo porque no encaja en sus planes de futuro —intervino Paula, levantándose de la silla.

—¿Y  si eseprofesor ha roto varias normas de la universidad?  —preguntó Broadstreet—. Un profesor que incumple las normas no es bienvenido en Saunders.

—Yo diría que los miembros de juntas directivas que aprovechan sus cargos en beneficio  propio  o  para  llevar  a  cabo  venganzas  personales  tampoco  deberían  ser  admitidos en el proceso educativo —observó Pedro.
—Bien, sea como sea, se  convocará  una  audiencia pública para  que se  presenten todas las alegaciones —informó Broadstreet con frialdad—. Y ahora, si me perdonan, estoy muy ocupado.

Pedro miró a Paula y dijo:

—Por supuesto. Creo que ya hemos terminado.

Antes de salir del despacho, Paula se detuvo y comentó:

—Por cierto, tu plan para arruinar la reputación del profesor entre los alumnos no ha funcionado. Asistiré a esa audiencia, y te aseguro que no iré sola.

Pedro se sintió profundamente orgulloso de ella.  Pero por  encima de todo, fue  aún más consciente de lo mucho que la quería.


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