—No quiero hablar de eso —dijo ella.
—Aquella noche, me dijiste que habías roto con Lucas y que te había hecho daño. Pero yo pensaba que sólo te sentías traicionada... —insistió.
—Si te lo hubiera contado...
—Debiste hacerlo. Le habría dado su merecido.
—Me sentía demasiado avergonzada.
—No fue culpa tuya, tú fuiste la víctima. ¿Pero no llegaste a denunciarlo?
—No, nunca se lo dije a nadie.
—¿A nadie? ¿Ni siquiera a tus padres, ni a una amiga?
Ella negó con la cabeza.
—Pensé que lo olvidaría si seguía con mi vida como si no hubiera pasado nada. Pero ahora sé que me equivoqué. He leído mucho sobre esos asuntos y me consta que muchas víctimas creen que lo han superado y que luego pasa algo, de repente, que desencadena todos los miedos.
—Entiendo. De modo que volver a Saunders te produjo algo parecido... Debí destrozar a ese tipo. Debí...
—Pedro, por favor. ¿De qué habría servido? Habrías terminado tú en la cárcel. La violencia no resuelve nada. Además, aquella noche hiciste todo lo que podías hacer.
—No fue nada. Me limité a abrazarte mientras llorabas. Pero de haber sabido que...
—Olvídalo, es agua pasada.
Justo entonces, en un momento de absoluta y súbita claridad, Paula comprendió que acababa de decir la verdad. Efectivamente, era algo que pertenecía al pasado. Algo muerto.Por primera vez en mucho tiempo, se sintió profundamente aliviada. Pero al mirar a Pedro, deseó no haberle contado la verdad. Su dolor era más que evidente.
—Lo siento, Pedro...
—Tú no tienes nada que sentir. Soy yo el que lamenta no poder volver al pasado para...
—En cierto modo lo has hecho.
—No te entiendo...
—Todo esto es como cerrar un círculo. Te quedaste conmigo y me ayudaste en la peor noche de mi vida. Y al hacerme el amor, me has devuelto la parte que me habían robado.
—Aquella noche me limité a ser justo contigo. Siempre estuviste a mi lado, incluso en los peores momentos. Te debo mucho, Pauli.
—No, soy yo quien está en deuda contigo
.—Bueno, dejemos de discutir sobre quién debe más a quién, ¿No te parece?
—Por mí, perfecto. De hecho, se me ocurre algo mucho más interesante que hacer...
Él negó con la cabeza.
—¿Cómo puedes pensar en eso ahora? —preguntó Pedro.
—¿Es que has olvidado lo de anoche?
—No podría. Pero..
—¿Es que ahora crees que soy demasiado frágil? Vamos, Pedro, ya te he dicho que eso es agua pasada. Tú me has dado el futuro. Aprovechémoslo.
Paula se acercó a él e intentó besarlo, pero Pedrose apartó y frunció el ceño.
—Pauli, no creo que sea una buena idea.
—No hagas eso, Pedro.
—¿A qué te refieres?
No hay comentarios:
Publicar un comentario