viernes, 18 de agosto de 2017

Reencuentro Inesperado: Capítulo 48

—No quiero hablar de eso —dijo ella.

—Aquella noche, me dijiste que habías roto con Lucas  y que te había hecho daño. Pero yo pensaba que sólo te sentías traicionada... —insistió.

—Si te lo hubiera contado...

—Debiste hacerlo. Le habría dado su merecido.

—Me sentía demasiado avergonzada.

—No fue culpa tuya, tú fuiste la víctima. ¿Pero no llegaste a denunciarlo?

—No, nunca se lo dije a nadie.

—¿A nadie? ¿Ni siquiera a tus padres, ni a una amiga?

Ella negó con la cabeza.

—Pensé que lo olvidaría si seguía con mi vida como si no hubiera pasado nada. Pero ahora sé que me equivoqué. He leído mucho sobre esos asuntos y me consta que muchas  víctimas  creen  que  lo  han  superado  y  que  luego  pasa  algo,  de  repente,  que  desencadena todos los miedos.

—Entiendo.  De modo que volver  a  Saunders te produjo algo parecido...  Debí  destrozar a ese tipo. Debí...

—Pedro,  por  favor.  ¿De  qué  habría  servido?  Habrías terminado  tú en la  cárcel.  La  violencia  no  resuelve  nada.  Además,  aquella  noche  hiciste  todo  lo  que  podías  hacer.

—No  fue  nada.  Me limité  a abrazarte  mientras  llorabas.  Pero  de  haber  sabido  que...

—Olvídalo, es agua pasada.

 Justo  entonces,  en  un  momento  de  absoluta  y  súbita   claridad,  Paula comprendió  que  acababa  de  decir  la  verdad.  Efectivamente,  era  algo  que  pertenecía  al pasado. Algo muerto.Por  primera  vez  en  mucho  tiempo,  se  sintió  profundamente  aliviada.  Pero  al  mirar a Pedro, deseó no haberle contado la verdad. Su dolor era más que evidente.

—Lo siento, Pedro...

—Tú  no  tienes  nada  que  sentir.  Soy  yo  el  que  lamenta  no  poder  volver  al  pasado para...

—En cierto modo lo has hecho.

—No te entiendo...

—Todo esto es como cerrar un círculo. Te quedaste conmigo y me ayudaste en la  peor  noche  de  mi  vida.  Y  al  hacerme  el  amor,  me  has  devuelto  la  parte  que  me  habían robado.

—Aquella noche me  limité a ser justo contigo.  Siempre  estuviste a mi lado,  incluso en los peores momentos. Te debo mucho, Pauli.

—No, soy yo quien está en deuda contigo

.—Bueno, dejemos de discutir sobre quién debe más a quién, ¿No te parece?

—Por  mí,  perfecto. De hecho, se  me ocurre algo  mucho  más  interesante  que  hacer...

Él negó con la cabeza.

—¿Cómo puedes pensar en eso ahora? —preguntó Pedro.

—¿Es que has olvidado lo de anoche?

—No podría. Pero..

—¿Es  que  ahora  crees  que  soy  demasiado  frágil?  Vamos, Pedro, ya te he dicho  que eso es agua pasada. Tú me has dado el futuro. Aprovechémoslo.

Paula se acercó a él e intentó besarlo, pero Pedrose apartó y frunció el ceño.

—Pauli, no creo que sea una buena idea.

—No hagas eso, Pedro.

—¿A qué te refieres?

No hay comentarios:

Publicar un comentario