miércoles, 23 de agosto de 2017

Reencuentro Inesperado: Capítulo 58

—Estoy tan seguro de que te aceptarán, que se me ocurre una idea.

—¿Cuál?

—Cuando te hagan una oferta en firme, diles que se la pasen a tu abogado.

—Que supongo que serás tú...

—Por supuesto. Me encargaré de negociar los términos del contrato.

—¿Y qué términos serán?

—Que  reserven  determinada cantidad de plazas  para niños que hayan sufrido accidentes o que se enfrenten a operaciones difíciles. Cosas así.

—Oh, Pedro, es una idea brillante...

—Bah, no es nada.

—Eres demasiado modesto.  Pero la idea es buena, y la  perspectiva de  trabajar  con  ellos  me  encanta.  Es irónico que el  ccidente haya servido al final para algo  bueno. Si no hubiera sufrido ese trauma, no habría podido hacer el trabajo.

—Lo cual demuestra que las dificultades nos hacen más fuertes.

—Sí, algo así.

—¿Y cómo es que has cambiado de opinión de repente? ¿Por qué has llamado a Sandra?

—Tú me convenciste de que lo hiciera.

—Claro, me has dado una perspectiva nueva sobre las cosas.  Ningún otro hombre habría confiado en mí, pero tú permaneciste a mi lado.

—Al final vas a conseguir que crea que soy un santo.

 —¿Un santo? Lo dudo mucho —dijo entre risas—. Pero sí un hombre bueno.

—¿Aunque defienda a delincuentes de vez en cuando?

—Incluso así. Es algo lógico en tu trabajo. Es necesario.

—Vaya, ya veo que Romina estuvo hablando contigo.

—Sí, y te defendió con mucha elocuencia.

—Recuérdame que le aumente el sueldo.

—Bueno, todo es cuestión de perspectiva. Y entre los dos me han convencido de que las cosas no son necesariamente blancas o negras. Como dijiste una vez, hay muchas zonas grises.

—No eres  la  única que ha aprendido algo,  ¿Sabes?  Yo también he cambiado gracias a  tí.  Casi había olvidado que quise estudiar Derecho para ayudar a la  gente que lo necesitaba, y a tu lado he recobrado la ilusión y el camino —explicó—. Incluso he  decidido que a  partir  de  ahora reservaré  varios días al  mes  para  representar  a  personas sin recursos.

—En tal caso, los dos tenemos cosas que celebrar.

Ella lo miró con intensidad y lo besó. Fue un beso dulce, que poco a poco se fue haciendo más apasionado. Sin embargo, un par de minutos después sonó el interfono y de repente se abrió la puerta de golpe.Los dos se volvieron, sorprendidos.

—Vaya, vaya, así que el idiota de mi abogado se ha buscado una mujer. ¿Qué? ¿Trabajando un poco en mi apelación, Alfonso ?

Nancy apareció detrás del recién llegado, que no era otro que Lucas Hawkins en persona.

—Lo siento mucho, Pedro. No he podido impedir que pasara...

—No te preocupes, Nancy. Ya me encargo yo.

Lucas miró entonces a Paula y dijo:

—Pero si es mi  querida ex  novia... Cuánto tiempo ha pasado, ¿Verdad, Paula?

No hay comentarios:

Publicar un comentario