lunes, 30 de enero de 2023

Venganza: Capítulo 15

Paula intentó tragar saliva. Estaba tan bloqueada que casi no podía ni respirar. Tenía el corazón acelerado y todavía le ardía la palma de la mano con la que había golpeado a Pedro. Su cerebro funcionaba a cámara lenta, incapaz de procesar toda la información que él le había dado. ¿Su padre había sido el responsable del tráfico de armas y había culpado a Horacio y, más tarde, a Pedro? Y Pedro pensaba que ella formaba parte de aquella conspiración. De repente, se sintió aturdida. Se dijo que, al menos, él no sabía de la existencia de Olivia… Respiró hondo e intentó centrarse en aquello último. Por un momento había pensado que Pedro lo sabía. Y había estado a punto de confesárselo. Pero no, él no sabía que tenía una hija y lo único que quería era hacerle daño a ella. Pensó en cómo se había derretido entre sus brazos y sintió náuseas. Se pasó una mano temblorosa por la frente y pensó que tenía que salir de allí. Tenía que volver a Villa Melina, donde tenía su bolsa de viaje, y después marcharse de la isla y tomar un vuelo de vuelta a Londres. Salió a la terraza y entrecerró los ojos contra la luz del sol.


–¿No tienes nada que decir, Paula? –le preguntó Pedro en tono burlón.


–Solo que tengo que marcharme –respondió ella.


–¿No te vas a disculpar? ¿No me vas a prometer que me compensarás por lo que hiciste?


–No tengo de qué disculparme –le contestó, girándose hacia él–. Tú eres quien debe responsabilizarse de lo que hizo.


–¿No has entendido lo que te he dicho? Yo no tuve nada que ver con el contrabando de armas, ni mi padre tampoco. La única persona responsable de aquella desgracia fue tu padre: Miguel Chaves.


–¡No! –exclamó ella, girándose para darle la espalda.


Lo cierto era que no lo tenía del todo claro.


–Sí, Paula.


–Pero en el juicio… se declaró culpable a Horacio… Y se demostró que tú habías estado implicado.


–Ya te he dicho que todo fue una trampa. Te sorprendería lo que el dinero puede llegar a comprar. Si tu padre siguiese vivo, tendría que pagar por lo que hizo, ahora que yo conozco a las personas adecuadas, porque por aquel entonces era tan ingenuo que pensaba que se iba a hacer justicia.


Paula se tapó la cara con las manos. No quería que aquello fuese verdad, quería poder defender a su padre, pero algo en la mirada de Pedro, en su tono de voz, hacía que le resultase imposible no creerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario