Sin Andrea para aliviar la tensión ni Eliana para interferir, estarían los dos solos todos los días. Paula decidió que tenía que concentrarse en lo que realmente importaba. David. Así que eso fue lo que hizo.Toda la tarde mientras trabajaba con Pedro en Central Park no dejó de hablar de lo mucho que le hubiera gustado a David estar allí en el centro de Manhattan donde uno casi podía perderse entre los árboles. Al día siguiente comentó lo que hubiera disfrutado su novio de la película que había visto la noche anterior.
—David y yo no tenemos muchas oportunidades de ver películas extranjeras en Collierville. Aunque eso ya lo sabrás. Pero nos gustan mucho. A él sobre todo le gustan las francesas porque estudió la lengua en el colegio. Quería ir a Francia cuando acabó el colegio, pero su padre necesitaba que lo ayudara en la granja y tuvo que cumplir.
Al día siguiente habló de lo bueno que era David con sus tres sobrinos. Fue fácil sacar el tema porque Pedro estaba fotografiando a niñas. Paula se preguntó si alguna vez fotografiaría a algún representante del género masculino. Pero no le importaba siempre que hubiera alguna excusa para meter a David en la conversación.Eso la estaba ayudando, pensó. Ya no era tan consciente de Pedro como lo había sido el día que lo había encontrado en la librería. Y ya no pensaba en fotografiarlo desnudo. Bueno, al menos no a menudo.Llamó a David todas las noches. Y como había quedado, se pasó la mayor parte de la tarde del jueves en South Street Seaport con Rafael.Pedro se burló de ella cuando se enteró.
-¿Y como quiera que se llame tu prometido aprueba que salgas con otros hombres?
—¿David, quieres decir? Por supuesto.
No podría decir por qué, pero sus citas con Rafael le parecían más inofensivas que sólo pensar en Gibson.No había vuelto a ojear el libro de Catalina Neale de nuevo. Lo había enterrado bajo el colchón para no tener recuerdos.Pero parecía que no los necesitaba. A la noche siguiente se encontró soñando con sacarle fotografías a Pedro ... ¡No!No estaba soñando con fotografiarlo desnudo. Era sólo el poder de la sugestión, se dijo a sí misma.
Habían pasado demasiadas horas juntos en el trabajo y demasiadas noches en su mente.Y ya contaba las horas para que llegara el fin de semana.Necesitaba dos días enteros sin ver para nada a Pedro Alfonso.Nunca debería haber despedido a Andrea.Debería haber aguantado sus torpezas y hasta haberse olvidado de que cuando se le había caído la lente al suelo la había rayado frotándola con el borde de su camiseta para limpiarla.Si lo hubiera aguantado, sólo tendría que haber comprado una lente nueva, pero al menos hubiera mantenido cierto grado de cordura al llegar el viernes.Así, había tenido que pasar toda la semana viendo a Paula reírse y agitar su cuerpo con morbidez. Había tenido que oler su perfume a flores, o a ella, porque cuando le había preguntado que a qué diablos olía, le había contestado que no usaba ningún perfume. Y había tenido que aguantar hora tras hora su eterno entusiasmo e interminables preguntas.Y, sobre todo, su cuerpo se endurecía.Aquél no era un estado para producir buenas fotografías.Toda la semana había sido agudamente consciente de Paula y ella no había dejado de hablar de David. Para el viernes ya estaba harto.
—Estás haciendo meditación trascendental, ¿Verdad? —explotó frunciendo el ceño desde detrás de la cámara.
—¿Qué?
—Ese mantra que no paras de utilizar. David. David. David.
Paula se sonrojó.
—No pretendía aburrirte.
—¡Bueno, pues lo has conseguido, así que deja de hablar de él! No quiero oír una sola palabra más, así que si vas a seguir parloteando sin sentido, prefiero acabar el trabajo yo solo —señaló hacia la puerta—. Vete a hacer el trabajo de Eliana y déjame en paz.
—Eso es lo que debería haber estado haciendo toda la semana —le recordó Paula parpadeando con rapidez con el labio inferior tembloroso.
—¡Maldición!
No iría a llorar, ¿Verdad?Entonces Pedro apretó la mandíbula. Bueno, ¿Y qué si lo hacía?Si era tan susceptible, entonces necesitaba endurecerse. Era ella la que había querido ser su asistente. ¡Él no se lo había pedido! Con resolución, le dió la espalda y se fue a trabajar.
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