Y lo peor de todo fue cuando al día siguiente se acercó a comprarlo para descubrir que ya no estaba allí. ¿Lo habría comprado ella? No, por supuesto que no. A Paula no le sobraba el dinero como para desperdiciarlo en estúpidas cosas como ésa.Sólo un admirador impenitente de Catalina lo compraría y Paula no estaba entre ellos, estaba seguro. Ella sólo quería aprender a hacer buenas fotografías.Todos lo días cumplía lo que él le mandaba en el estudio, pero nunca dejaba de observarlo.
—Es para lo que estoy aquí —dijo simplemente un día en que Pedro se lo comentó—. Estoy aquí para ayudar, por supuesto, pero también para aprender.
Y estaba seguro de que para Paula, aprender podía significar haber comprado aquel maldito libro. ¡Oh, Dios!Pero cuando llegó el lunes al trabajo, no lo mencionó, sólo se sentó tras la mesa de Edith y se puso a trabajar.Bien, pensó Pedro. No necesitaba que lo acosara con preguntas toda la mañana. Yse alegró de que estuviera en la otra habitación. Pero apenas había pasado una hora cuando ya deseaba tenerla a su lado. A Andrea no dejaban de caérsele las cosas. Se le olvidaba todo y vacilaba. Pedro le dijo que saliera a contestar al teléfono y que enviara a Paula, que sabía lo que hacía. Andrea lo miró como si la hubiera pateado.Un momento más tarde entró Paula sacudiendo la cabeza con desaprobación.
—Has herido los sentimientos de Andrea.
Pedro lanzó un gruñido y una maldición que hizo que Paula se sonrojara.
—Tu hermana debería haberte lavado la boca más a menudo —murmuró recogiendo el reflector que se le había caído a Andrea para examinar los daños.
Pedro sonrió.
—No se hubiera atrevido.
—Pues yo sí me hubiera atrevido.
Los ojos azules de Paula despedían chispas.Pedro lanzó una carcajada contento de repente.
—Me gustaría haberte visto intentándolo.
La tensión entre ellos casi se podía masticar. Los dos quedaron allí de pie con la respiración agitada. El pecho de Paula se agitó y Pedro tuvo que inhalar con fuerza.
—¿No estás listo todavía? —preguntó la modelo.
Pedro apartó la mirada y alzó la cámara.
—Sí, ya estamos. Vamos, Paula. No te quedes ahí de pie. Instala esos reflectores. ¡Deprisa!
Ella le dirigió una rápida mirada y parpadeó como si saliera de un trance antes de ponerse con rapidez a trabajar. Apenas se dijeron una palabra el uno al otro en el resto de la tarde.¡Nunca debería haber pensado en él desnudo! Desde entonces apenas se había atrevido a mirarlo.Y el día anterior hasta le había amenazado con lavarle la boca con jabón. ¡Era ella la que necesitaba que se la lavaran! O a su imaginación.¿Qué le estaba pasando?Era David. Estaba echando de menos a David. Ése era el problema. Ella estaba acostumbrada a tener un hombre en quien confiar. Y como no tenía a su lado, instintivamente se apoyaba en el que tenía más cerca. Y daba la casualidad de que ése era Pedro.Ya que lo sabía, estaba decidida a hacer un esfuerzo por mantenerse distante, remota e indiferente.¡Sí, claro! Sacudió la cabeza con disgusto, se sentó tras el escritorio y enterró la cara entre las manos. ¡Para permanecer indiferente ante Pedro tendría que estar muerta!Bueno, bien. Pues no indiferente, pero al menos alerta.
—Tienes que pensar en David —se enderezó en la silla y miró el anillo del dedo anular. El pequeño diamante destelló dándole confianza—. David —murmuró—. David.
Menos mal que estaba haciendo el trabajo de Eliana. Eso la mantenía apartada del camino de Pedro excepto en los días como el anterior en que Andrea lo hacía todo mal y tenía que recurrir a ella. Por suerte, eso no pasaría ese día. Pedro y Andrea tenían una sesión en Central Park y se habían ido a las ocho. Estarían fuera todo el día.Paula pudo respirar con tranquilidad, ordenar los archivos, enviar las facturas, confirmar a las modelos del día siguiente y responder al teléfono, como hizo en ese momento.
—¡Vete al infierno! —bramó la voz de Pedro a su oído.
—¿Qué?—Toma un taxi hasta la setenta y dos. Ahora. Te necesito.
—Yo no... —empezó a protestar con desesperación.
—No balbucees. Sólo hazlo. Acabo de despedir a Andrea. ¡Tú eres mi nueva chica!
No hay comentarios:
Publicar un comentario